46. Cuento popular
Éste era un padre que
tenía tres hijos. Y un día el mayor le dijo a su padre:
-Yo me voy ocho días por
el mundo.
Y se fué. A los ocho
días, volvió y le dijo a su padre:
-He vuelto de mi viaje, y
cada vez que me meto la mano en el bolso, saco diez duros.
Y entonces dijo el otro
hermano:
-Pues ahora yo también me
voy, papá.
Y se fué y volvió de la
misma manera, diciendo que cada vez que se metía la mano en el bolsillo, se
sacaba diez duros.
Y el menor era tonto, feo
y lagañoso. Pero él también dijo que se quería marchar por ocho días. Y cuando
volvió el menor de su viaje, el padre le preguntó:
-Y tú, ¿qué sacas?
Y él respondió:
-Yo, nada.
Entonces los otros dos
hermanos dijeron que ellos querían ir a pedir la hija del rey en casamiento. Y
el padre lo consintió. Y dijo entonces el tonto lagañoso, magañoso que él
también iba. Y se marcharon los dos hermanos solos.
Se encontraban ya
cansados un día en su camino.
Y sacaban diez duros cada
vez que se metían la mano en el bolso, pero no encontraban qué comer en ninguna
parte. En eso llegó el tonto lagañoso, magañoso y les dijo:
-¿Qué hacéis aquí?
Y ellos le dijeron:
-Pues mira, que tenemos
dinero, pero no tenemos comida que comprar.
Y entonces el tonto dijo:
-¿Queréis comer?
Y sacó un mantel y dijo:
-Mantel, ponme aquí de
los mejores manjares del mundo.
Y se apareció una mesa
con los mejores manjares del mundo. Y entonces dijeron los dos hermanos:
-Pues antes íbamos bien,
pero ahora vamos mejor.
Con eso los dos hermanos
se fueron otra vez solos, dejando al tonto solo allí.
Llegaron los dos hermanos
al palacio y le dijeron al rey que venían a pedir la mano de la hija, y el rey
les dijo que pasaran. Luego llegó el tonto lagañoso, magañoso y le dijo el
rey:
-Y usté, ¿a qué viene?
Y el tonto respondió:
-A lo que vienen los
demás.
Y el rey le dijo que
entrara y entró. Y en cuanto entró en el cuarto, empezó a decir que si querían comer.
Eso lo repitió tres veces y sacó el mantel y dijo:
-Mantel, ponme aquí de los
mejores manjares del mundo.
Y de pronto se apareció
una mesa con los mejores manjares del mundo.
En ese entremedio se
asomó la criada por el agujero de la llave de la puerta y vió que el rey
entraba y veía toda la mesa que había puesto el tonto. Y el rey preguntó:
-¿Quién ha hecho todo
esto?
Y el tonto respondió:
-Yo, yo.
Y entonces el rey se
llevó el mantel.
Entonces el tonto les
dijo a los hermanos y a todos los que estaban en el cuarto, si querían salir
del cuarto. Lo repitió tres veces. Y sacó un sombrero y dijo:
-¡Sombrero, cañonazos!
Y todas las puertas del
palacio y del cuarto se abrieron y todos se salieron, y él se quedó solo.
Volvió el rey y le dijo que si quien había hecho eso. Y él respondió:
-Yo, yo.
Y entonces cogió el rey
el sombrero. Y entonces el tonto se marchó solo.
En el camino, cuando le
dió hambre, se subió a una higuera a comer higos, y bajó de la higuera lleno de
cuernos, y dijo:
-¡Vaya! ¡Antes tonto,
lagañoso y magañoso, y ahora lleno de cuernos. ¡Vaya!
Y fué abajo y se subió a
otra higuera. Y cada higo que se comía, se le quitaba un cuerno. Y comió hasta
que se le quitaron todos los cuernos. Y viéndose ya sin cuernos, fué y pidió un
cesto y lo llenó de higos de los que salían cuernos, y se fué para el palacio,
gritando:
-¡A los higucos del
tiempo! ¡A los higucos del tiempo!
Entonces le dijo la
criada al amo, el rey:
-¡Amo, a los higucos del
tiempo!
Y el rey le dijo que los
comprara. Y compraron. Y la criada, al subir las escaleras se comió uno, y le
salió un cuerno. Y luego los comieron todos: el rey, la reina, la hija y todos.
Y todos se llenaron de cuernos.
Entonces fué el tonto
lagañoso, magañoso y se vistió de médico y salió diciendo que era un médico
afamado. Y salió entonces el rey y le preguntó si era verdad que era médico, y
él respondió que sí, que era médico afamado. Y entonces le dijo el rey:
-Mire usté qué broza nos
ha salido. Mire usté qué cuernos nos han salido a todos.
Y el tonto dijo:
Si me deja casarme con su
hija, yo me comprometo a quitarles a todos los cuernos. Pero primero se los
quito a la hija y me caso con ella, y después se los quito a los demás.
El rey dijo que estaba
bien. Y el tonto le dió a la hija del rey que comer un higo de los que quitaban
cuernos por cada cuerno que le había salido, y se le quitaron los cuernos en
seguida. Y se casó con ella y después les quitó los cuernos a los demás.
Entonces le dijo el tonto
al rey:
-Yo soy el que vino al
palacio y a quien usté le preguntó que a qué venía, y yo soy el que le dije que
a lo que venían los demás. Y yo soy el que le dijo al mantel que me trajera los
mejores manjares del mundo, y me los trajo. Y yo soy el que le dijo al sombrero
que abriera todas las puertas del palacio, y se abrieron todas, y ese sombrero
lo tiene usté. Y yo soy el que les puso cuernos a todos ustedes y le dije
después que se los quitaría a su hija si me casaba con ella. Y yo soy el que se
los quité a ella y me casé con ella, y después les he quitao los cuernos a
todos ustedes. Y ahora con el permiso de la hija, me dará usté el mantel y el
sombrero. Y dígame usté si ha estao bien.
Y el rey le contestó que
ya no se podía deshacer. Y entonces le dijo el tonto que adiós, que ya se iba a
casa con su princesa.
Fuente:
Aurelio M Espinosa
003. España
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