Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

8-2-2015 a las 21:47:50 10.000 relatos y 10.000 recetas

10.001 relatos en tiocarlosproducciones

10.001 recetas en mundi-recetasdelabelasilvia

Translate

miércoles, 17 de octubre de 2012

El príncipe español

43. Cuento popular

Éste era un príncipe que le dijo un día a su padre, el rey, que iba a marcharse a buscar fortuna. Y el padre le dice que sí, y le dice que descoja de la cuadra el caballo más bonito y que más le guste.
Y va el príncipe a la cuadra a descoger un caballo y ve uno muy flaco y dice:
-Pero ¿para qué tendrá mi padre este caballo tan flaco y tan viejo?
Y entonces oye una voz que le dice:
-Príncipe Español, cuando mañana te vayas, no descojas a otro caballo sino a mí.
Y al día siguiente, descogió al caballo flaco, y éste es el que se marcha camino alante.
Y andando, andando, ya llega a una pradera y allí le dice el caballo:
-Príncipe Español, apéate y quítame la silla y suél­tame.
Y así lo hizo el príncipe y al momento se volvió el caballo un caballo hermoso y gordo que no había otro como él. Y entonces el príncipe le echó la mon­tura y se fué camino alante.
Y a poco de caminar, se encontró una manzana de oro y el caballo le dijo:
-No la cojas, que te va mal.
Pero él no le hizo caso y la cogió. Y poco más alan­te, se encontró una herradura de oro y otra vez le dijo el caballo:
-No la cojas, que te va mal.
Pero no hizo caso y la cogió. Y metió la manzana de oro y la herradura de oro en las alforjas y siguió su camino. Y más alante se encontró un retrato que era la Belleza del Mundo. Y el caballo le dijo:
-No lo cojas, que te va mal.
Pero no hizo caso y lo cogió.
Y caminando más alante, se encontró una hirmiga que se estaba ahogando en un charco de agua. Y el caballo le dijo que la sacara, y la sacó y le dió una miga de pan. Y más alante, se encontró una águila que estaba enredada en unas zarzas, y el caballo le dijo que la librara y la libró. Y sigue caminando y se encuentra una ballena a la orilla del mar que no podía nadar. Y el caballo le dice que la rempuje y la eche al mar. Y así lo hizo.
Y ya sigue andando, andando, hasta que al fin llega a un castillo, y allí salieron a recibirle varios caba­lleros y le dicen:
-Ya hace mucho tiempo que te esperamos, Prín­cipe Español.
Y allí en ese castillo se estuvo tres días. Y le di­jeron que estudiara y le dieron pa ler un libro que contenía el árbol de las manzanas de oro, ell caballo de la herradura de oro y que tenía sólo tres herra­duras y le faltaba una, y decía allí también del re­trato que era la Belleza del Mundo. Y sacó él los tres retratos del libro y fué y los puso en la mesa. Y en­tonces sale el amo del castillo y le dice:
-Me tienes que traer ahora el árbol de las man­zanas de oro, el caballo que le falta una herradura y la Belleza del Mundo, o si no, te quito la vida. Pri­mero me traes el árbol de las manzanas de oro.
Güeno, pues va entonces el príncipe a la cuadra ande estaba su caballo y le dijo lo que pasaba. Y el caballo le dice:
-Mañana pides una cuerda de veinte varas de larga. y unas cuantas aves y unos ocho días de término.
Güeno, pues vamos a que le dieron todo, y se pone en marcha en busca del árbol de las manzanas de oro. Y a los dos días, se encontró un jardín muy hermoso y ell caballo le dijo:
-Príncipe Español, allá está el árbol de las man­zanas de oro. A las doce campanadas se abren las puertas de par en par. Vas con tu cuerda y entras y saldrán diez leones. Y cuando los veas venir, les tiras las aves, y mientras se comen las aves, enredas el árbol. con la cuerda y lo sacas. Y si da la última cam­panada de las doce antes de que salgas, te quedas y ya no vuelves.
Y hizo asín el príncipe y salió antes de la última campanada. Y el árbol siguió delante del caballo y llegaron al castillo. Y a los ocho días, ya criaba man­zanas de oro. Y el amo del castillo le dijo:
-Güeno, pues ahora me traes el caballo de las herraduras de oro.
Conque entonces se fué otra vez a la cuadra a decirle a su caballo lo que le pasaba, y el caballo le dijo:
-Mañana pides otra cuerda de veinte varas de larga.
Y le dieron la cuerda y salió en su caballo en busca del caballo de las tres herraduras de oro. Y ya lle­garon ande había un corral muy grande, ande andaba un caballo brincando y tirando patadas. Y le dijo el caballo entonces al príncipe:
-Entra con la cuerda y lo coges, y te sales con él antes de que dé la última de las doce campanadas.
Y entró aquél y salió con el caballo antes de que diera la última campanada. Y se lo llevaron al amo del castillo y vieron que tenía solamente tres herra­duras de oro, y sacó el príncipe la otra y se la pu­sieron. Y el amo le dijo entonces:
-Ahora me tienes que traer la Belleza del Mundo.
Fué otra vez el príncipe ande estaba su caballo a decirle lo que le pasaba y lo que tenía que hacer tavia. Y el caballo le dijo:
-Ahora pides una cuerda como antes, y dulces.
Y salió a buscar la Belleza del Mundo. Y en medio del camino se paró el caballo y le dijo:
-Príncipe Español, ¿ves aquella piedra de már­mol? Ai, en con tal que yo llegue, me convierto en lo mismo. Y tú sigues y encontrarás más allá un cas­tillo. Y a la primera campanada de una campana, se abren las puertas del castillo y saldrán varias seño­ritas que te querrán abrazar. Pero tú no te dejes, porque si te dejas abrazar, será tu perdición. Les tiras los dulces y entras por la Belleza del Mundo, y sales con ella antes de que dé la última campanada.
Y el príncipe fué a la puerta del castillo y dió la primera campanada y se abrió la puerta y salieron las señoritas, y les tiró los dulces y entró en busca de la Belleza del Mundo. Pero dieron las doce cam­panadas antes de que saliera, y entonces la Belleza del Mundo le dijo:
-Ahora, escóndete, y si a las tres veces que yo te llame, adivino onde estás, tu vida es mía, y si no adivino, soy tuya y me voy contigo.
Y dijo el principe:
-¡Dios mío! ¿Dónde me esconderé?
Y se acordó de la ballena y dijo:
-Si la ballena me pudiera salvar.
No acabó de decir eso, cuando ya estaba al fondo del mar. Y cogió ella el libro y comenzó a ler:
-En la tierra no está, en el aire no está, en la mar sí. Ballena, tráemele aquí.
Y la ballena se lo trajo a la Belleza del Mundo. Y dijo entonces la Belleza del Mundo:
-Ya tienes una perdida. Ahora escóndete otra vez.
Y dijo el príncipe:
-Si el águila me ayudara.
Y al momento el águila le cogió y se remontó con él en el aire. Y cogió ella el libro y comenzó a ler:
-En la tierra no está, en la mar no está, en el aire sí. Águila, tráemele aquí.
Y el águila se lo trajo a la Belleza del Mundo. Y le dijo entonces la Belleza del Mundo:
-Ya van dos perdidas. Si en ésta no te salvas, te quito la vida.
Conque ya el príncipe ya no sabía qué hacer, pero se acordó de la hormiga y dijo:
-Si la hormiga me ayudara.
Y se le presentó al momento la hormiga y le dijo:
-Ahora te conviertes en una hormiga y te metes en su pecho.
Y asín lo hizo. Y va ella y coge todos sus libros y empieza a ler, pero no puede adivinar onde está. Y empieza a tirar todos los libros y a patalear. Pero el príncipe no salía. Y ya al fin, ella le dijo:
-Sal, que ya he perdido y tuya soy.
Y ya salió él y le dijo que estaba escondido en su pecho. Y se fué ella con él y juntos fueron ande es­taba el caballo esperándolos. Y ya se marcharon pal castillo. Y cuando llegaron, le dijo el amo del castillo:
-Güeno; ya has traído todo. Ahora si me vences, eres amo de todo y te puedes casar con la Belleza del Mundo. Tres veces tienes que tirarte en una caldera de aceite hirviendo, y si sales bien, me vences y te casas y es tuyo este castillo.
Y entonces bajó el príncípe a la cuadra a ver a su caballo y le dijo lo que quería el amo que hiciera pa quedar libre y poder casarse con la Belleza del Mun­do. Y el caballo le dijo:
-Güeno, pues pide un barreño y un cuchillo y un azadón. Y vienes y haces un hoyo y me matas y me entierras en el hoyo sin perder una gota de sangre. Y con mi sangre te bañas y después te tiras en el acei­te hirviendo.
Y el príncipe primero no quería matar al caballo, pero el caballo le rogó que lo hiciera, y asín lo hizo el príncipe. Y fué y se tiró en la caldera de aceite hir­viendo, y si guapo era antes, más guapo salió de la caldera de aceite.
Y el amo del castillo fue entonces ande estaba el príncipe y le dijo:
-A ver cómo te has apañao tú pa salir bien de la caldera de aceite hirviendo.
Y el príncipe le dijo cómo lo había arreglao. Y en­tonces va el amo y manda sacar al caballo más gordo que tiene y lo mata y se baña en su sangre. Y fué entonces y se tiró en la caldera de aceite hirviendo y quedó hecho carbón.
Y se quedó entonces el Príncipe Español de amo del castillo y todo, y se casó con la Belleza del Mundo.
Y resultó que la ballena era una tía del príncipe, el águila una hermana y el caballo un tío.

Fuente: Aurelio M Espinosa

003. España

No hay comentarios:

Publicar un comentario