Vivían un erizo y una
eriza en el campo. Y un día se levantó el erizo muy temprano y le dijo a la
eriza:
-Hazme el almuerzo, que
me voy a dar una vuelta por el campo.
Y salió el erizo al campo
y se encontró con la liebre. Y la liebre le dice:
-¡Buenas días, amigo
erizo! ¿Ande vas tan de mañana?
Y el erizo le contesta:
-Pues correteando por
aquí, dando una vuelta por el campo.
Y la liebre le dice:
-¿Quieres que hagamos una
apuesta?
-Sí. ¿A qué?
-Pues a correr. Y dice el
erizo:
-¿Y qué vamos a apostar?
-Cinco duros y una
botella de aguardiente.
Y ya dice el erizo:
-Güeno; apostamos, pero
no ahora. Mañana sí.
Y quedaron a salir otro
día a correr al campo.
Conque se fué el erizo a
su casa y le dice a la eriza:
-¿Sabes que me encontrao
con la liebre y hemos hecho una apuesta a ver quién corre más?
-Pero, ¿qué has hecho?
-le dice la eriza. ¿Cómo vas a correr más que la liebre?
Y la contesta el erizo:
-Pues muy bien lo vamos a
arreglar. Te vienes tú conmigo muy tempranito y nos vamos a una tierra arada, y
tú te pones a la punta de un surco y yo me voy con la liebre a la otra punta de
onde hemos de partir. Y allá me quedo yo. Y cuando la liebre ya vaya llegando
ande tú estás, gritas, "¡Ya estoy aqui yo!", y verás como ganamos la
apuesta.
Conque muy tempranito se
levantaron el erizo y la eriza y se fueron al campo, ande había una tierra
atada. Y la eriza fué y se puso a una punta de un surco, y el erizo se fué a
encontrar a la liebre.
Y llegó la liebre y le
dijo al erizo:
-¡Buenos días, amigo
erizo! ¿ónde quieres hacer la carrera?
-Por aquí, por este surco
que está derecho -contestó el erizo.
Conque se fueron el erizo
y la liebre a partir a la punta ande dijo el erizo. Y dijo el erizo:
-¡Ala! ¡Vamos!
Y dió la liebre un salto
y echó a correr como el viento. Y cuando ya iba llegando a la otra punta del
surco, saltó la eriza y gritó:
-¡Ya estoy aquí yo!
Y la liebre, muy
sorprendida, dijo:
-Nada, nada; que vamos a
otra carrera pa atrás.
Y la eriza dijo:
-Güeno. ¡Ala! ¡Vamos!
Y partió la liebre otra
vez como el viento. Y cuando ya iba llegando a la otra punta del surco, ya la
esperaba el erizo, y dió un salto delante de la liebre y gritó:
-¡Hola, comadre liebre!
¡Ya estoy aquí yo!
Y la liebre, ya cansada,
dijo:
-Sí que me has ganao.
Pero no; todavía no, que vamos a otra carrera.
-Pues vamos -dijo el
erizo. ¡Ala! ¡Vamos!
Y otra vez echó a correr
la liebre, que parecía que el viento la llevaba. Pero al llegar a la otra punta
del surco, saltó otra vez la eriza delante de ella y gritó:
-¡Ya estoy aquí yo!
Conque ya la liebre con
eso ya casi se dió por vencida. Pero dijo:
-Todavía vamos a otra
carrera. Ésta es la última.
Y la eriza le dijo:
-Güeno, pues no perder
tiempo. ¡Ala! ¡Vamos!
Y echó a correr la
liebre, pero ya muy cansada. Y cuando llegó a la otra punta del surco, saltó el
erizo delante de ella y gritó:
-¡Hola, comadre liebre!
¡Ya estoy aquí yo!
Y la liebre cayó reventá
de tanto correr. Y ai en el campo se quedó la liebre reventá. Y el erizo y la
eriza se fueron pa su casa con sus cinco duros y su botella de aguardiente.
64. Cuento popular
64. Cuento popular
Fuente:
Aurelio M Espinosa
003. España
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