Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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viernes, 16 de enero de 2015

El zorro y el carancho .837

El zorro y el carancho hicieron una apuesta. Apostaron quien aguantaba más el frío. Tenían que 'tar lo do arriba de una piedra. Áhi tenían que pasar una noche muy fría.
Entonce eligieron la piedra y se pusieron lo do en una noche que hacía muchísimo frío. Entonce, cada veinte minuto se tenían que hablar pa ver cómo resistían el frío. Entonce se pusieron lo do y al rato no má ya no podían má de frío, y dice el carancho:
-¡Qué tal, compañero Juan!
Y el zorro, como es compadrón, contesta:
-Muy bien, señor Carancho, todavía no tengo frío. Al rato dice Juan:
-¿Qué tal, señor Carancho?
-Yo 'toy bien -dice el carancho.
Al rato dice el carancho:
-¿Qué tal señor Juancito?
-Aquí 'tamos, no tan bien -dice Juan, que ya no podía mover la boca de frío.
Y ya el zorro no preguntó má porque se 'taba engarrotando. Entonce preguntaba el carancho de rato en rato y el zorro contestaba muy débil.
El carancho 'tá acostumbrado a pasar el frío ajuera, pero el zorro tiene que meterse en la cueva. Cuando el carancho sentía que se le helaba una pata, la levantaba y la metía en el cuerpo, y cuando la calentaba, metía la otra, como hacen las ave. El zorro no podía hacer eso y tenía que sufrir el frío parado, porque así era la apuesta.
Y güeno, ya era la madrugada y el zorro 'taba completamente engarrotado.
Y entonce el carancho le preguntaba a cada rato:
-¿Qué tal, compañero Juancito? ¿Qué le pasa, señor Juancito, que ya no contesta?
Güeno, ya no podía contestar más, 'taba duro, como muerto.
Güeno, ya por áhi viendo que no contestaba má el zorro, se jue a verlo el carancho. Y ya lo encontró muerto.
Y güeno, áhi ganó la apuesta el carancho.

Juan Mansilla, 50 años. San Jenaro Norte. Estancia La Lolilla. San Javier. Santa Fe, 1961.

Peón de estancia. No ha salido nunca del lugar.

Cuento 837 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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