Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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viernes, 16 de enero de 2015

El tigre, el chivato y el quirquincho .754

El tigre pierde la presa

Había una vez un tigre muy malo y tenía aterrorizados a todos en ese lugar. Un güen día, recorriendo el campo, encontró un chivato, que de viejo que era si había perdido en el campo, y no podía dar con la majada que si había ido a las casas. Ya cuando estuvo cerca, le preguntó:
-¿Quí andas haciendo por mis dominios?
El chivato, al ver el tigre, se le jue el corazón a la boca y muerto de miedo le contestó:
-¡Perdonemé, tío Tigre, soy tan viejo que me perdí en el campo, y no sé por dónde ando!
Entonces el tigre, gritandolé lo que lo vía humilde al chivato, le dijo:
-¡Ahora te como! ¡Ahora te como!
El tigre lo iba a saltar y el chivato le imploró que espere, que no lo coma todavía, y le dijo:
-Por favor, tío tigre, no me coma, yo ya soy muy viejo y estoy muy duro. Mire esa higuera llenita d' higos, yo le puedo pelar higos pa que coma los más maduritos.
Entonces le dice el tigre al chivato, viendo la higuera llena de higos:
-No te comeré si me pelás todos esos higos sin romper ninguno.
El pobre chivato, muerto de miedo, se pone a pelar los higos, pero entre que era tan viejo y que tenía tanto miedo en vez de pelar los higos los rompía a todos. Entonces el tigre, que 'taba hambriento, muy enojado, le gritó:
-Ahora te como -y si abalanzó sobre el chivato.
El chivato, viendo que no tenía salvación, le imploró otra vez diciendolé:
-Por favor, tío Tigre, no me coma, dejemé primero rezar algunos responsos antes de morir. Los voy a rezar bien juerte pa que Dios mi ayude a morir.
Entonces el tigre le gritó muy enojado:
-Bueno, rezá, y apurate, que tengo mucho hambre. Mientras tanto aprovecharé para afilar los dientes porque tu carne hai ser muy dura.
El chivato empezó a balar con desesperación, haciendoló crer al tigre que rezaba. El chivato pensaba que con sus balidos iba a llamar la atención de los dueños o de los que anduvieran por áhi, y lo iban a salvar. Después de un rato le dice el tigre:
-Bueno, basta de responsos, ahora te como.
Por favor, tío Tigre, ya voy terminando. Voy a decir otro y nada más.
Y seguía balando el chivato. En ese momento iba pasando cerca un quirquincho y cuando oye los balidos desesperados del chivato, si acerca. El quirquincho venía di un festín que si había dado con el compadre zorro, en un animal muerto qui habían encontrado. El quirquincho traiba una tripa llena de grasa, algunos pedacitos de carne y sangre. La traiba al hombro. La llevaba para comer al día siguiente. Cuando lo vio al tigre que 'taba por comer al chivato le gritó con todas sus fuerzas:
-Pero, mi amigo, ¿no le da vergüenza asustar de ese mudo a un viejo y pobre chivato?
Entonces el tigre, bramando de rabia, le dice:
-¿Cómo ti atrevís a hablarme en ese tono? A vos también te voy a comer.
Y entonces el quirquincho le contesta con tono burlón:
-Qué vas a comer vos... No te metas conmigo, porque si te metís, no vas a ser el primer tigre que de un solo golpe le saco los sesos.
El tigre, furioso con el quirquincho, tan chico y tan atrevido, suelta al pobre chivato, para matarlo. El chivato, que ya se créiba finado, dando gracias a la Providencia, salió disparando. El tigre si abalanzó sobre el quirquincho, pero el quirquincho le sacudió en el medio de la cabeza con la tripa, y lo bañó con sangre, y con los pedazos de grasa. El tigre, asustado de esto, cayó de espaldas al suelo, y al pasarse la mano por la frente se tocó los pedazos de grasa que le habían quedado pegados, y creyendo que eran los sesos que se le habían saltado, decía:
-¡Me ha sacado los sesos! ¡Me ha sacado los sesos! ¡Ahora moriré! ¡Pobre de mí!
Más muerto que vivo de susto, se recostó sobre el pasto a esperar la muerte. Ahí estuvo un buen rato hasta que se dio cuenta que había sido burlado por el quirquincho, y bramando de rabia lo salió a buscar, y también a buscar al chivato. Pero no encontró a ninguno, y se quedó sin presa y burlado. Y esa era la venganza de las animales más débiles, del tigre que es tan malo.

Arcelio Contreras, 63 años.

Villa Iglesia. Iglesia. San Juan, 1951.

El narrador, persona de cultura, es un buen conocedor de las tradiciones de este lejano lugar de la Provincia.

Cuento 754 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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