Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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viernes, 16 de enero de 2015

El tigre, el burro y el zorro .606

Dice que había un criollo que había apretado a un tigre con una piedra porque le tuvo miedo. Momentos después pasa un burro y el tigre le pide por favor que le dehaprete y que sería su compañero en adelante. El burro lo sacó con mucho trabajo. Y se fueron.
El tigre y el burro hicieron varias leguas de camino por lugares que el tigre no encontraba nada de comer. Entonces le dice al burro:
-Parate un poco, compañero, vamos a conversar. Mirá, burrito, he estado seis días apretado con la piedra, he marchado muchas leguas, y no puedo de hambre ya. He venido pensando de que debo comerte a vos, compañero.
El burro le contesta:
-Dejame pensá un par de horas.
Y después le dijo el burro al tigre:
-¿Por qué me querís pagar, compañero, con esa acción tan mala, de comerme después que yo te salvo que murás abajo de la piedra?
Y en eso sienten unos grandes gritos. Que era Juan, el zorro. Llega, y les pregunta que qué les pasa. Entonce el burro le contesta y le cuenta lo que les pasaba. Que después que lo había dehapretado al tigre, quiere pagarle con comerlo. Y le pide que él entre mano en este asunto. Y el tigre dice que bueno, también.
Entonce el zorro les dice que le cuenten cómo ha sido este asunto. Después de contarle el asunto, les dice el zorro:
-Yo no me creo de cuentos. Quiero ver cómo estuvo apretau el tigre para yo dar la sentencia.
Entonce contestan los dos:
-Muy bien. Los vuelvamos a donde 'tuvo la piedra.
Y le dice el zorro:
-¿A ver, cómo 'tuvo apretado?
Y el burro le va a poner la piedra y le dice el tigre:
-Larguemelón, pero despacio, a la piedra.
El burro trató de ponerlo bien apretado. Y cuando tuvo apretado el tigre, le dice el zorro:
-No sería justo que usté, amigo tigre, después de salvarlo el burro, que pague con quererlo comer. Y yo, como me contemplo ser un buen juez, le digo:
-Tú te quedas apretado áhi, para que no seas dehagradecido. Y usté, don burro, los vamos juntos y lo dejamos al tigre apretado por de malas intenciones.

Francisco Villarreal, 53 años. La Costa. Los Hoyos. Río Seco. Córdoba, 1952.

El narrador es Juez de Paz de La Costa, población rural de esta región.

Cuento 606. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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