Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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domingo, 1 de diciembre de 2013

El tigre y el zorro .144

Había una zorra que andaba siguiendo al tigre pa comer lo que dejaba. La zorra andaba por parir. Entonce el tigre dijo que l'iba a comer porque lo seguía. Entonce que le dijo la zorra:
-No me coma, señor Tigre, que el niñito que tenga se lo guá dar para ahijado.
-Güeno -que le dijo el tigre.
Y cuando nació el zorrito se lo llevó a la casa de la señora del tigre. Que ellos jueron los padrinos y le pusieron Juan García, y se quedó en la casa de ahijau y de sobrino.
Y que se crió áhi el Juancito. Y un día que le dijo el tigre:
-Juan, vamos a la represa a trair carne.
Y llegaron a la represa. Y que se subió Juan arriba di un monte a devisar qué animales venían al agua. Que el tigre 'taba escondíu pa cazar.
Al rato que el zorro le dice al tigre:
-Allá viene una majada de chivas. Viene un chivato gordo, que se le mueve la capadura.
Y que le dice el tigre:
-Dejalos no más, no me gusta la carne con aspas.
Y los dejaron pasar. Tomaron agua y se jueron.
-Allá viene una majada di ovejas -dijo el zorro. Viene un carnero gordo que se le mueve la capadura.
Y que le dice el tigre:
-No, a mí no me gusta la carne con lana.
Y los dejaron pasar. Tomaron agua y se jueron.
Y que dice el zorro:
-Allá viene una manada de yeguas. Viene un potro grande que se le mueve la capadura.
-Dejalo no más que se venga que ése me gusta.
Y cuando llegó el potro al agua le tiró el salto y lo mató. Y áhi no más se puso a carniarlo y iba comiendo. Y que di arriba del monte le principió a pedir Juan:
-Deme un chiquito de carne, tío.
-No, es carne pa tu tía tigra.
Y que le dice:
-Déme esas uñitas pa rumiarlas.
-No, son pa zapatos de tu tía tigra.
Y que le dice:
-Deme esas tripitas con caquita amarga.
-No, es yerba pa tu tía tigra.
Bueno, que le dice el tigre:
-Bajá y andá llevale esta carne a tu tía tigra.
Y que llega allá y que le dice:
-Tía tigra, esta carne se la manda mi tío tigre. Que la haga de comer y me dé a mí. Y que después durmamos los dos.
Y que comieron la carne asada y que 'taban durmiendo juntos, y que venía bramando el tigre. Y que le dice el zorro a la tigra:
-Voy a cuidarle la carne a mi tío tigre, que se la van a comer otros.
Y que se jue.
Y ya se enteró de todo el tigre y lo salió a buscar. Y que después de mucho andar lu encontró durmiendo en un pajonal.
Y que antes de matarlo lo quería hacer sufrir. Y que agarra una pajita y se la pasa por la boca. Y que decía el zorro, durmiendo:
-Estas moscas me 'stán jodiendo, dejante que casi no dormí anoche por dormir con mi tía tigra.
Y que lo saltó el tigre y le dice:
-Agora te voy a comer.
Y que le dice el zorro:
-No, no me coma aquí, tío, comamé en aquella playita.
Eran unas vizcacheras y áhi podía meterse en una cueva. Y que estaba pasando por la playita y se metió el zorro en una cueva. El tigre lu alcanzó a agarrar de la cola y áhi lo tenía.
Y que le dice el zorro:
-Tío tigre, por agarrarme de la cola, agarró una ráiz. ¡Tire, tire tío tigre!
Y que el tigre se creyó, y lo largó.
-Era mi cola -que le dice. ¡Había síu zonzo mi tío!
Y se quedó el tigre esperando que salga para matarlo. Y que 'taba el pájaro arriba di un monte, áhi y que el tigre le dice:
-Venga, joven a cuidarmeló a Juan. Voy a tráir una herramienta pa sacarlo de la cueva.
Y se quedó el pájaro cuidandoló a Juan. Y que si asoma Juan y le dice:
-Abrí los ojos grandes, grandes, que me voy a disparar.
Y que abrió los ojos grandes el pájaro y que el zorro le achó un puñau di ají y salió disparando.
Y que vino el tigre y que le pregunta al pájaro:
-¿Pórque llora, amigo?
-Lloro porque mi hi acordau de mi madre.
Y güeno, se enteró el tigre de lo ocurrido y salió a buscar al zorro. Y después de muchos días lo encontró descuidado y lu agarró. Y que le dice:
-Agora sí te guá comer.
Y el zorro cuando se vio perdíu le pidió perdón, pero el tío tigre le dijo que ya no lo perdonaba más.
-Güeno, tío, en aquella playita me come.
-No, acá no más te guá comer -y que se lo tragó entero.
Que el zorro tenía una cortapluma en el bolsillo y que pensó él:
-Si salgo por la boca, me va mascar. Si salgo por la nariz me va ventiar. Si salgo por los óidos me va sentir. Si salgo por los ojos me va ver. Si salgo por las manos me va a manotiar. Si salgo por las patas me va patiar. Si salgo por el ocote me va cagar.
Y que l'hizo un tajito en la panza y sacó una patita. Y que l'hizo un tajo grande y que se cayó y salió disparando Juan. Y que se paró a ver si lo corría el tigre. Y el tigre áhi 'taba herido, que no se movía. Y que se jue a las casas de él, adonde 'taba la madre, y que llega y saluda.
-¡Cómo le va, mama! ¡La bendición!
-Dios te bendiga, m'hijo. ¿Quí anda haciendo puaquí?
-Vamos, mama, a la represa a ver si carniamos.
Y que jueron. Y que subió Juan al monte. Y en eso venían unos potros. Y se tiró Juan sobre un potro. Y salió disparando el potro con él arriba. Y que la madre asustada le gritaba:
-¡Juan García, dejate de esa porfía!
-¡Juan García, dejate de esa porfía!
Y que se bajó enojau y que le dice:
-Páque me llamastes. ¿No vís que lu iba voltiando? A ver qué carne vas a tener agora.
Y áhi se quedó el zorro crendo que él era tan capaz como el tigre de matar animales. Claro, comu es tan palangana el zorro, y con la picardía lu había vencíu al tigre, ya si ha créido de más.

Servando Palacio, 14 años. Los Algarrobos Blancos. La Capital. San Luis, 1940.

El narrador oyó contar este cuento muchas veces a la abuelita, Otilia Albornoz, de 80 años de edad. Caso raro entre los niños y los adolescentes, este muchacho demuestra sobresalientes condiciones de narrador.
Los Algarrobos Blancos: caserío disperso.

Cuento 144. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini

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