Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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martes, 15 de mayo de 2012

El adivino

-Madre, ya están hechos los baúles ¿nos vamos u qué?
-Aguarte, que ahí vuelve tu padre del cam­po... Amos, tú, date prisa, que estamos muerte­cicos de hambre y ya ha almorzado todo el mundo en la posada.
¿Qué querís?
-Que icen los chicos si nos vamos esta tarde u qué...
-Calla, mujer, calla, que no sabís la chanada que m'ha pasan!
¿Qué te ha ocurrido?
-Que mi hi tal ao en el callizo al tío Lamberto, el de Cadrete, y m'ha contao una cosa que... amos ¡que paice brujería!
-Cuente usté, padre.
-Pues ice que hay un loco en la Casa e Misericordia que lo adivina todo. Al tío Sobaqui­na que se le acatarró el perro rabioso, l'ha dado un remedio para no rabiar, y si acaso rabia ice que no le morderá más que a la "cabecera" de la casa. A un melitar que festeja con la hija e su patrona que no le quié hacer ni puñetero caso, l'ha dicho lo que tié que hacer pa domala. Amos, que es un loco que no paice loco.
-Será lo que se suele icir que los chicos y los locos icen las verdades.
-Pues yo no quisía volverme al pueblo sin velo.
-Con tal que no nos cueste los dineros...
No, madre: el ver a los locos es de balde, allí no gastará usté ni un chavo.
-Bueno, porque lo que es en los días qu'imos estao aquí se m'han ido más dineros con voso­tros que en un año en Cuarto. ¿Y pa que? En el teatro no himos intindido nada, aquí en el restorán nos han dado unas comidas que abra­saban y estamos tos con un ardor de estomago que no podemos más.
-¡Si no fuáis tan lamineros que tóo se os apetece... Yo no hi toman más que vino, que no le sienta mal a nadie.
-Ala, amos a comer y luego iremos a ver al loco ése. ¿Qué te paice que le preguntemos que nos convenga?
-Tú verás. Podías preguntále cómo haremos pa vender el trigo, que está acotolao.
-O cuándo se casará ésta.
-O cómo se curan las cuartanas.
-Ya se verá; ahora a comer y a callar, y no me corrompáis más las oraciones.
Mas tarde, en la Casa de Misericordia, los cuatro "foraneos" recorren el establecimiento cogidos de las manos y con gran curiosidad.
-¿Quiusté que le diga una cosa, padre?
-Dila.
-¡Que es por demás estar uno en su sano juicio! ¡Pues si esos locos están como unos reyes! ¿Se apuesta usté a que al salir de aquí le doy dos morrás al gobernador pa que me encie­rren?
-Mira, calla y no sias bruto! Pero ¿ande estará ese loco?
-Mire usté esa loca empeñada en coger el chiflido...
-Pero ¿eso qué es?
-Esta loca -explica el empleado que les guía, se pasa el día dando un silbido, y así que lo da, quiere coger el ruido que hace con las dos manos.
-¡Cómo si fua una mosca!
-Eso es.
-Pues ya tiene pa rato... Le digo a usté que si estamos aquí mucho, salimos tos remataos. Diga usté ¿no podríamos ver a uno que icen que lo adivina todo?
-¡Ah, sí -sonríe el empleado, ¡Avellana!
-¿Le llaman Avellana?
-No, es su apellido. Vengan ustedes. Pero no se rían ni le molesten, porque entonces...
-¡A ver si se nos "acarraza"!
-Pudiera ser.
-Bueno, pues más vale pensar antes qué le vamos a preguntar.
-Es verdad. ¿Qué querís pedile?
-Ya lo sé, padre...
-A ver qué se le ha ocurrido a éste...
-Déjeme usté a mí, madre, déjeme usté a mí. ¡Le vamos a preguntar en qué número va a caer el premio gordo de la lotería!
-Tiene razón el chico.
-Buena preguntica, mañico.
-¡Claro, u es adivino u no lo es!
-Si lo es, que nos diga el número.
-Ya estamos -dice el empleado.
-¡Calláisos!
-Avellana -se dirige el empleado al loco en cuestión-, esta señora y sus acompañantes, que conocen la fama de usted, desearían saber una cosa que les interesa.
¿Qué querís? -pregunta el loco después de mirarlos a todos fijamente.
-A ver si hacía usté el favor -responde el niño más pequeño- de ponermos en un papelico el número que fimos de juar a la lotería.
¿Es decir -inquiere el loco- que querís el que ha de salir de seguro?
-Sí, siñor.
-Venga un papelico y un lápiz.
-Ahí lo tiene usté todo.
El loco se sienta a la mesa de su celda y escribe tres números, que enseña luego a los presentes:
206
1.478
27
¿Los vis?
-Sí, siñor.
¿Los vis bien?
-Qué sí siñor. Yo ya me los sé de memoria.
El loco, lentamente, hace una bolita con el papel, se lo traga y dice:
-Estos números... saldrán mañana.

013. anonimo (aragon)

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