Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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viernes, 6 de febrero de 2015

El cuento de la cachura .1047

Para saber y contar y contar para saber.
No hay que echarle mucha estera
porque es mucha moledera.
Ni le dejaré de echar
porque de todo ha de llevar.

Que era una vieja. Tenía una hija. Y después tenía una criada, que había criao no más.
A la hija le pusieron Cachura. Y la guachita se llamaba María, po.
Entonce un día le dijo la hija de la vieja que porque no le daba un trabajo a la Mariquita. Entonce ella agarró, la vieja, y le dio un vellón de lana pa que l'hilara. Y ya al momento que se lo tejiera.
Entonce ella se jue onde le mandaban a cuidar las vacas. Entonce ella se jue llorando. Ella se encontró con una ternerita guachita que había criao. Entonce le dijo la ternerita:
-¿Por qué lloras mi buena Mariquita?
Y ella le dijo:
-Cómo no he de llorar. Mi ha mandau mi mamita que hile este vellón de lana en un momento.
Entonce la ternerita le dijo:
-No llorís. No se te dé nada, Mariquita. Poneme l'husito en l'hociquito y la lana en los cachitos y vos te ponís a dormir.
Y entonce ya le puso ya el vellón. Y ella se puso a dormir. Y golvió la ternerita onde ella y la recordó. Bueno... le dijo:
-Ándate a la casa.
Güeno, ya llegó. Y le dijo la Cachura a la mamá:
-Mamá, ya viene la María. Cómo, mamá, ¿le ha dado a hilar a la María lana? No ha hilao.
Entonce vieron que 'taba hilao y entonce le dijo:
-¿Vos hilaste este hilo?
Y la Mariquita dijo que sí.
-Mamá -le dijo la Cachura, mañana le da tres vellones. Y yo, mamá, me voy a di atrás a catiarla.
Bueno... ella se jue. Y ya golvió onde la ternerita llorando porque le habían dao tres vellones. Y entonce le dijo la ternerita:
-¿Por qué lloras mi buena Mariquita?
Y le dijo:
-¡No vuá llorá mi buena ternerita cuando mi mamita me ha mandao a hilar estos tres vellones de lana, que se los lleve en un momento!
Entonce le dijo:
-No llorís, poneme la lana en los cachitos y el husito en el hociquito y yo te vuá a hilar. Y vos ti acostás a dormir harto largo.
Y ella se puso a dormí. Y entonce despué de un rato ya llegó la ternerita a recordarle a la Mariquita. Y le dijo:
-Levantate. Ya 'tá tu hilo hiláu y ándate.
Y ya llegó a la casa la hija de la vieja y le dice:
-No es nada ella la qu'hila -le dijo. Es la garra 'e guacha que tiene. Ésa l'hila la lana -le dijo. Y güeno, entonce, mamá, cuando llegue, le pregunta quién l'hiló la lana, si es harto alentáa.
Llegó la María onde la mamá. Ya le entregó el hilado. Entonce le dijo:
-¿Vos hilaste esti hilo, María?
Entonce le dijo:
-Yo, mamita.
Entonce le dijo:
-Qué vas a hilar vos esti hilo -y le largó la tetera con agua hirviendo, y casi la terminó.
Entonce le dijo:
-Esa garra 'e guacha que tenís t'hila a vos.
Y le dijo la Cachura a la vieja:
-Mamá, ¿porque no le carnea la garra 'e guacha que tiene?
Entonce le dijo:
-Mañana te vas a levantá bien di alba y me vas a ir a buscá las vacas.
Y la Mariquita no sabía nada que l'iban a matar la ternerita. Mas, se dio cuenta despué. Cuando se levantó a la mañana di alba, se jue a buscar las vacas. Entonce la Mariquita iba llorando.
Se encontró con la ternerita d'ella y le dijo:
-¿Por qué llorás, mi buena Mariquita?
Y le dijo:
-Yo sé porque llorás. A mí me van a carniar, y no llorís vos por mí.
Y le dijo:
-A vos te van a mandar a lavar la panza a un arroyo. Y entonce, ante que vas a lavar, en primer lugar, partí la manzanilla, y en la manzanilla hay una varillita. Y entonce, tu varilla, la ponís en la puerta 'e la cocina, ande naide la vea. Entonce vos, lo que vos le pidas a la varillita te va a dar. Cuando vos t'encontrís en un apuro, le decís vos: «Por la virtú que Dios ti ha dao quero esto». Y áhi la vamo a dejar un rato a la varillita...
Entonce carnearon la ternerita y la mandaron a la Mariquita a lavar la panza. Entonce le dijo la vieja:
-No se te vaya ir una tripa por l'agua abajo. Si se te va una tripa o otra cosa agua abajo te corto la cabeza.
'Taba por terminare de lavar, cuando se le jue la manzanilla agua abajo, se le soltó de las manos. Y entonce ella se jue por l'orilla del arroyo agua abajo, por seguir su manzanilla a ver si l'encontraba. Entonce, mucho que ha endao ella, s'encontró con un viejito, y le dijo:
-¿Por qué llorás, mi buena Mariquita? -le dijo el viejito.
-¡No vuá llorare, mi buen viejito, si se me ha venío una manzanilla por l'agua abajo!
Y le dijo:
-Y si no l'hallo me dijo mi mamita que me va a cortar la cabeza.
Y le dijo:
-No llorís. Despúlgame despacito, despacito; lávame, yo te voy a decir onde 'tá tu manzanilla.
Y bueno... Ya lo despulgó y lo lavó la Mariquita. Y le dijo:
-Y ahora te voy a decir onde 'tá tu manzanilla.
Y le dijo:
Hay una plazoletita, agua abajo, y áhi, en una piegrita, áhi 'tá tu manzanilla.
Y ella jue a la plazoletita y encontró la manzanilla y se despidió después del viejito. Y cuando ella salió di onde 'taba el viejito, le salió una estrella en la frente. Y el viejito le dio una varillita de virtú pa que le pida lo que quiera. Entonce ella se jue pa la casa. Y ya la vio la Cachura qu'iba. Y le dijo a la magre:
-Míreme, mamá, ¿nu es la Marica la que viene áhi?
Entonce le dijo:
-Qué va a ser ésa. Aquella es una niña muy linda, ¿y qué trae en la frente?
-Y la Marica es -le dijo.
Y llegó la Marica y le vieron l'estrella. Y agarró la vieja y la voltió y le pegaba con el ojo 'e l'hacha para sacále l'estrella. Y entre más le pegaba más bonita se ponía l'estrella. Y jue inútil que le pegue. Y entonce le dijo a la Cachura:
-Andá buscó un pañuelo de los más inservibles pa atále la cabeza, pa que no le vean la frente -y ya agarró y li ató y le dijo que no va a salí a ninguna parte, qu'iba a 'tá áhi no más. Entonce la vamo a dejar a la Mariquita a un lao.
Y entonce le dice la Cachura:
-Mamá, mañana me carnea mi garra 'e ternerita también -la Cachura tenía una ternerita como la Mariquita.
-Bueno. Mañana vas a ir a buscá las vacas vos misma.
Y jue ella a buscar las vacas en la mañana. Y trajo las vaca pa que la carniara la ternera. Y agarró la vieja y le carneó la ternera. Y entonce le dijo:
-Y vas a ir a lavar la panza sin que se te vaya una tripa agua abajo -le dijo la vieja a la Cachura.
Y jue a lavá y lo primero qu'hizo, largó el librillo por el agua abajo. Y luego s'hizo la qu'iba llorando. S'echaba saliva en los ojos. Entonce ya iba y s'encontró con el viejito. Le dijo:
-¿Por qué llorás mi buena señorita?
-¡No vuá llorar, mi buen viejito, si se me vino el librillo por el agua abajo!
Y le dijo:
-Mira, no llorís nada, despúlgame y lávame bien lavadito.
Y entonce ella tuvo asco y le contestó:
-Quién te va a lavar a vos, viejo cochino, viejo sarnoso -y l'echó a güena parte.
No lo quiso limpiar. Ella se jue. Y mucho qu'iba, le gritó el viejito que volviera. Entonce ella volvió hasta onde él 'taba otra vez. Entonce le dijo:
-Volvé, meté la cabeza en aquella plazoleta que 'tá áhi -qui había como una barranquita, áhi 'tá tu librillo.
Entonce metió ella la cabeza en la plazoleta y le salió un cacho. Y entonce cuando ella levantó la cabeza no podía salir y sacó un pedazo de barranquita. Un cacho harto grande le salió en la frente. Entonce ya se jue pa la casa. Onde enterraba el cacho se daba güelta carnero. Y se limpiaba su cachito y seguía. Y cuando la vio la vieja, entonce, la voltió y le daba con el ojo 'e l'hacha pa sacale el cacho y más grande se le ponía el cacho. Y no jue capaz de sacale el cacho a l'hija. Entonce, ella, luego no más la levantó y se jue a un almacén que había cerca de las casas. Entonce se jue a comprarle cinta pa engolvele el cacho a l'hija. De lo mejor le trajo. Ya golvió y la engolvió bien el cacho, bien engüeltito. Entonce le dijo:
-M'hija, mañana vamo a ir a misa. Y a la Marica la vamo a dejá en la casa.
Entonce ella, la Marica, cuando ya arregló todo, el almuerzo y todo dejó en punto, entonce agarró su varillita de virtú y dijo:
-«Varillita, por la virtú que Dios te ha dao, que se me presente un coche de lo más lindo con dos caballos bien negritos, el coche negro, y que de los Reyes que habrá en misa ninguno tenga un coche mejor. Y la ropa también, que ninguna princesa de las hijas del Rey tenga mejor que la mía. Y del botín más lindo que me traiga, que ni las hijas de ningún rey tengan igual».
Y al punto tuvo todo. Y se vistió como princesa. Si bonita era, el doble quedaba con esa ropa. Y agarró ella y subió al coche y se jue a misa ella también. Entonce iba por llegar la vieja y la Cachura a misa, y las pasó, y la pasó a llevar con la rueda del coche y la voltió a la Cachura y quedó enterrada. Y entonce, mientras que la vieja la limpiaba a la Cachura, ella llegó a misa, la Mariquita. Y jueron a mirar la vieja y la Cachura y no la conocieron.
No sabían de onde era el coche y no la conocían a la niña; no sabían quén era. Todos estaban almirados. Y el hijo del Rey, Manuelito, se enamoró de la Mariquita. Y no sabía cómo quitale una prenda pa saber quén era.
Y ya se jue la Mariquita pa la casa. Ella llegó a la casa. Y le dijo a la varillita:
-«Varillita, que se me desaparezca todo esto que mi has dao».
Entonce ya llegó la vieja a la casa. Y entonce le dijo:
-Mariquita, hamos visto un coche de lo más lindo. Muy lindo, que nunca lo vimo. Y una niña tan bonita que no sabemos quén es.
Y entonce ella le dijo:
-Era yo, mamita.
Entonce la vieja ganó una cacerola que tenía con sopa y se la largó a ella.
-¡Qué vas a ser vos! -dijo.
-Qué va a ser esta sarnosa -dijo la Cachura.
-Güeno -le dijo, mañana temprano vamo a ir a misa. Lo arregló al desayuno la Mariquita y salieron a misa la vieja y la Cachura.
-Vos me tenís el almuerzo en punto, cuando nohotras golgamos. Hacé todo.
Y ya se jueron. Y ya hizo todo rápido. Y le dijo:
-«Varillita de virtú, que se parezca un coche de lo más lindo. Que si lindo era el de ayer, que sea el doble mejor éste. Y que la ropa sea mucho más linda y el zapato charolao del mejor».
Bueno... Al punto 'tuvo todo. Y entonce ella agarró y subió en su coche y se jue. Y luego no más la alcanzó a la Cachura con la vieja. La pasó a llevar otra vez. Y mientras que la vieja le limpiaba el cacho a la Cachura, ella pasó a misa. Tuvo en misa y se mandó a cambiar otra vez.
Y el hijo del Rey ya tenía mucha gente pa ver si le podían quitar una prenda a la niña. Y ella tiró cerca del coche, cuando s'iba, un pañuelo bordado con nombre y apellido de ella. Hizo que se le había queido, y también un botín. Y entonce apretaron a correr y el hijo del Rey alcanzó a agarrar las dos prendas.
Y ya llegó la niña a la casa. Entonce dijo:
-«Varillita, por la virtú que Dios te ha dao que se me desaparezca todo lo qui me has dao».
Y ya llegó la vieja contandolé a la Mariquita que había vuelto la niña a misa, más bonita que el día anterior y que si el otro coche era lindo el que vino hoy era el doble de lindo.
-No lo tiene naide por acá y naide conoce esta niña -le dijo.
Y ella le dijo:
-Era yo mamita.
Y entonce la retaron y la vieja le largó una tetera con agua. Y la terminó a la pobre Mariquita otra vez.
Y el Rey y el hijo salieron a buscar esta niña. El Rey quería casalo al hijo. Y ya pasaron a una casa y le midieron el botín a las niñas que había, y no eran las dueñas. Y ya pasaron a otra casa. Y hasta que al fin llegaron a la casa de la Cachura.
Entonce cuando la vieja vio que venía el Rey, la hizo esconder a la Mariquita abajo de una batea. Y ella se quedó con la Cachura pa que se mida el botín. Y la Mariquita había criao un perrito de esos chiquititos. Y áhi 'taba el perrito al lao de ella. Entonce llegó el Rey. Saludó. Y le dicen:
-¡Pase! ¡Pase!
Y no sabían onde ponelo al Rey. Y le dijo:
-Permiso, señora.
Y ya le dijo que se sacara el botín la Cachura pa que se tantiara el zapato. Y le dijo que si le 'staba güeno s'iba a casar el hijo con ella. Y ella decía que le 'taba güeno. Pero no 'tuvo güeno. Y ya se quedó harto triste la Cachura y la vieja.
-Güeno, no es de su hija -le decía el Rey.
-¡Cómo no le va 'tar güeno! -le decía la vieja.
Y entonce el perrito de la Mariquita decía:
-¡Ñau!, ¡ñau!, aquí 'ta mi señorita.
Y ya sacaron al perrito y lo cascaron para que no gritara más.
La Mariquita oyendo estas palabras dijo:
-«Varillita de virtú, por la virtú que Dios mi ha dao, me das la misma ropa que jui a misa y el mismo zapato».
Y entonce el perrito volvió a toriar y decía:
-¡Ñau!, ¡ñau!, aquí 'ta mi señorita.
Y entonce el Rey puso cuidao lo que volvió a decir el perrito. Y entonce le dice a la vieja:
-¿Qué dice el perrito, señora?
-¡Qué, este perro siempre que viene gente viene a toriar! -dijo la vieja.
-No -le dijo el Rey, aquí hay algo.
Entonce el Rey jue onde 'taba la niña y levantó la batea, y salió Mariquita como una princesa y con un solo zapato, harto linda y con l'estrella en la frente.
Entonce el Rey le dijo que se tantiara el botín. Y le dijo que le va a 'tar güeno. Y la vieja y la Cachura no querían que se lo pusiera. Y se lo puso la Mariquita. Y bien que le vino. Y el pañuelo tenía el nombre d'ella. Y el Rey dijo que ésa era la niña que s'iba a casar con su hijo y que le iban a poner la corona de reina.
Entonce el Rey y el hijo se jueron y la llevaron a la Mariquita al palacio. Llegaron allí, buscaron cura. Se casó la niña con el Príncipe, y le pusieron la bendición. Y hicieron una fiesta harto linda.
Y después mandaron a buscar a la vieja bruja y a la Cachura. Buscaron esos caballos más guaguales que llaman, y agarraron caballos, cuatro pa la vieja y cuatro pa la Cachura. Y agarraron y la ataron a la Cachura de las piernas y las manos en cada caballo. Y a la vieja igual. Porque han hecho muchas despenías con la chica que tenían. Y Dios la había protegido. Porque el viejito que le puso la estrella y le dio la virtú era Dios. Y áhi espantaron los caballos y las despedazaron.

Y entonce se acabó el cuento.
Y pasó por un zapato
roto pa que usté me cuente otro.

Clara Rosa Salazar, 33 años. Ranquilcó. Ñorquín. Neuquén, 1954.

La narradora dice que los cuentos deben contarse de noche, que es malo contarlos de día. La iniciación del cuento es común a los narradores chilenos.

Es descendiente de familias chilenas. Su pronunciación es chileno-argentina y también su léxico. Es analfabeta y rústica, pero muy buena narradora.

Cuento 1047. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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