Éste
era un viejo y una vieja que tenían tres hijos. Uno se llamaba
Pedro, el mayor, el otro Juan y el otro Manuelito.
Tenían
una sementera de trigo. Entonces mandó el padre a Pedro a cuidar la
sementera en la noche porque había un animal cebado. Pedro se quedó
dormido y el caballo entró y comió.
Al
otro día mandó a Juan. A Juan le pasó lo mismo. Se quedó dormido
y el caballo comió también igual.
Entonces
Manuelito le dijo que lo mandara a él por ser el menor. El padre no
quería y él se puso a llorar. Entonces le dijo el padre:
Y
se fue Manuelito pa la sementera y se puso a cantar con el lazo
armao, en el paso que entraba el caballo. Cuando sintió el ruido
dejó de tocar la guitarra. Entró el caballo y lo cazó. Era un
caballo de siete colores.
Le
dijo el caballo a Manuelito:
-Bueno
-le dijo entonces el caballo- si es así, llevame. Cuando tu papá me
quiera pegar a mí, vos me largás. En los apuros que vos te viás yo
te favorezco.
En
la tarde los dos muchachos, Pedro y Juan, le pidieron la bendición
al padre para salir a caminar. El padre se las ha dao. Al otro día
se jueron.
Manuelito
desde que se fueron los hermanos comenzó a pedir la bendición
también al padre por ser hombre y por saber. Los padres no querían.
Él se puso a llorar. Quería alcanzar a sus hermanos. A los tres
días le dieron la bendición. Al dentro el sol alcanzó a sus
hermanos. Entonces dijo Pedro, el mayor:
Ellos
los saludaron muy tranquilos, pero ellos estaban con la idea de
matarlo. Al otro día siguieron viaje. Llegaron a un monte. Ahí se
dedicaron a vivir los tres.
Entonces
Pedro y Juan salieron a cazar para vivir de la caza y Manuelito quedó
cuidando la casa y que les tuviera qué comer y sin darle nada y le
dijieron:
Áhi
dijo Manuelito:
-Caballito
de siete colores, cuando vengan mis hermanos cerca, que se preparen
tres ollas de comida de las mejores que haiga en el mundo.
Al
otro día, en la mañana, se levantó Pedro y Juan, y fueron a donde
la vieja bruja y le preguntaron qué harían ellos para matar a
Manuelito.
La
vieja bruja les contesta que es la cosa más fácil, que le roben una
prenda en la noche y se la lleven a ella. Entonces ella, con esa
prenda, lo echaba al palacio del Rey en la misma noche.
Manuelito,
cuando recordó al otro día, se encontró en la casa del Rey, no
tuvo más que acordarse del caballito, y le dice:
El
caballo puso el lomo y lo sacó a Manuelito.
-Tenimos
que matarlo -volvió a decir Juan. Hoy vamos a hacer una casa de
puras pajas y le vamos a decir que duerma áhi, en esa casa, y con la
misma vieja bruja y lo vamos hacer encender la casa.
Y
en la noche, cuando estaba durmiendo, se recordó, y la casa estaba
toda encendida, y él se acordó del caballo:
En
seguida el caballito puso el lomito y lo sacó del fuego. Al otro
día, en la mañana, cuando llegaron los hermanos, Manuelito les
tenía el desayuno hecho. Y áhi le dijo otra vez Juan a Pedro:
Áhi
ya supo Manuelito de una princesa, que el que le pegara con una
manzana de oro en la frente, tres veces, en la frente, pasando a toda
carrera a caballo, se casaba con ella. Entonces le dijo al caballito
de siete colores:
Entonces
cuando pasó corriendo por la vereda de la calle de la princesa, le
pegó el manzanazo en la frente y ¡zas! la princesa cayó de
espalditas. La princesa dijo:
Al
otro día le volvió a pedir al caballito de siete colores:
Entonces
los hermanos salían a cazar y lo tenían a Manuelito completamente
destruido de ropa. Ahí fue cuando volvió a pasar por la calle y le
pegó a la princesa otro manzanazo en la frente. La princesa dijo
entonces:
Manuelito
se fue entonces por donde estaban los hermanos cazando y áhi dijo
Juan a Pedro, porque Juan lo conoció, po:
Cuando
llegaron, Manuelito estaba con la ropa puesta que manijaba en la casa
y con la comida en puntito.
Entonces
Manuel le pidió al caballo de siete colores que le trajiera un
caballo, y si los otros caballos eran lindos, éste que fuera mejor, y otra manzana más linda todavía, mejor montura
y mejor traje. Áhi dijo el Caballo de Siete Colores:
-Hoy
te van a tomar preso, porque el Rey no sabe quién es el que le pega
en la frente a la hija. Mirá, yo te voy a pedir un servicio, que
cuando te casés vas en mí.
Y
ya se fue Manuelito pal pueblo y pasó corriendo otra vez por frente
'e la princesa y le pegó con la manzana en la frente. Entonces dijo
la princesa:
El
Rey tenía policía por todas las entradas del pueblo. Tenía que
saber quién era el que le pegaba a la princesa en la frente. Y ya lo
tomaron a Manuelito y lo llevaron a donde el Rey. Y el Rey le dijo:
-Palabra
de rey no puede faltar: yo he dicho que el que le pegue a mi hija
tres manzanazos en la frente, que se casaba con ella. Y ella ha dicho
igual.
-Tus
hermanos te quieren matar a vos. Ahora vos los matás a ellos. Están
en tal y tal parte. Ellos te van a atajar a vos para matarte, ya
saben que sos vos el que se va a casar con la hija del Rey; tomá
este revólver.
Y
de áhi los mató a los hermanos y llegó a la casa donde lo tenían
los hermanos. Entonces llegó el caballito de siete colores otra vez
y ya hizo desaparecer el caballo en que andaba Manuelito y la ropa y
la montura, y de áhi ya se quedó el caballito de siete colores con
él.
-Mirá,
yo soy un ángel del cielo. Así como vos no me dejaste castigar con
tu padre, yo te voy a dar fortuna. Mañana cuando te casís, te voy a
decir que me desensillís solo, que no te vea nadie.
Al
otro día se fue a casar Manuelito con la Princesa y ya cuando
volvieron de la iglesia le pidió permiso al Rey para desensillar el
caballo, fue a largarlo y le volvió a decir el caballito:
Y
se volvió una palomita y se fue.
Y
se acabó el cuento
Y
pasó por un zapatito roto,
para
que don... cuente otro.
Basilio
Figueroa, 46 años. Chorriaca. Loncopué. Neuquén, 1952.
Cuento
1070. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 072
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