Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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viernes, 12 de septiembre de 2014

En las bodas del cielo .553

Cierta vez la comadre garza envitó a la comadre Juana, la zorra, a pasar las Pascuas y comer las bodas en el cielo. Pero esta envitación era para vengarse de la zorra, porque la había dejado sin comer cuando la convidó con mazamorra. La zorra le preguntó cómo podía subir ella que no sabía volar. La garza le dijo que la iba a llevar en las alas. La zorra tenía desconfianza, pero tenía muchas ganas de ir a un banquete en el cielo, y dijo que güeno.
Un día, bien tempranito, la garza la hizo acomodarse a la zorra entre sus alas, y remontó con ella el vuelo. Todo jue muy bien y la zorra estaba muy contenta. Ya ni si acordaba la que le debía a la garza. Comieron muy bien y pasiaron. La zorra qui había tomado algo de vino, se quedó dormida en un rincón. La garza aprovechó para volverse a la tierra y dejarla sola a la zorra.
La comadre Juana cuando vio que la cuma la había abandonado, empezó a correr di un lado pal otro, pero no encontraba cómo bajar. Entonces empezó a hilar para preparar una soga con que bajar. Hiló y hiló. Cuando le pareció que ya tenía la cantidad de soga necesaria, se largó del cielo. Ya venía muy cerca de la tierra y se creía segura, cuando vio pasar una bandada de loros que iban volando y conversando entre ellos. Entonces la zorra, que venía muy orgullosa di haber estado en el cielo, los empezó a provocar y a reírse de ellos. Y les decía:
-Loros lengua seca, pico de ichuna, charlatanes y barulleros, hagasén un láu que estoy bajando del cielo.
Entonces los loros le dicen:
-¿Qué decís?
Y la comadre Juana los siguió insultando, diciendolés lengua seca y pico de ichuna. Entonces los loros muy enojados por este insulto le cortaron la soga. La comadre Juana no 'taba tan cerca de la tierra como ella creía, y se vino a pique, cayendo. Pero, entonces se dio cuenta que iba a cáir sobre una gran piedra, y creyendo que la piedra se iba hacer un lado, gritaba:

-¡A la arenita,
o a la mayoquita,
piedra, hacete un lado

Y en menos que cái un rayo, la pobre doña Juana pegó con su cabeza en la piedra y se partió la cabeza. De esa forma terminó su aventura y no pudo contar cómo li había ido en las bodas del cielo.

Arcelio Contreras, 63 años. Villa Iglesia. San Juan, 1951.

Lugareño rústico. Buen narrador.

Cuento 553. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini

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