Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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lunes, 27 de octubre de 2014

El guapo y el feo .039

Dos mujeres que eran muy amigas tenían caracteres absolutamente opuestos: mientras que una era generosa y simpática, la otra era desconfiada y avariciosa. Ambas dieron a luz a dos muchachos varones: la mujer buena tuvo un hijo muy feo y la mala lo tuvo guapo y hermoso.
Con el paso del tiempo se vio que también su manera de ser era opuesta y poco acorde con su físico: mientras que el feo se comportaba con nobleza y honradez, el guapo era torpe, perezoso y descortés.
Los dos muchachos iban juntos a pescar; y, en el momento del reparto, el feo era objeto de las trampas más burdas; pese a lo cual callaba y perma-necía fiel a su amigo.
En cierta ocasión vieron a un viejo que se encontraba frente a un precipicio. El guapo se dispuso a ver un espectáculo escalofriante; pero el feo, haciendo gala de su buen corazón, acompañó al anciano por el buen camino, lo llevó hasta su casa, le fue a buscar un montón de leña y le preparó la comida. El pobre viejo se sentía agradecido y desde aquel día fueron buenos amigos.
Días más tarde se propagó una excelente noticia: la muchacha más hermosa del lugar quería contraer matrimonio con el chico más guapo que se le presentara. El guapo ya se veía casado con la joven; mientras que al feo, consciente de su físico, ni siquiera se le ocurrió que pudiera presentarse a ella.
Aquella noche se lo comentó,al viejo; y éste, deseoso de ayudarle, le dijo: «En la otra parte del pueblo encontrarás un árbol rojo; y detrás de ese árbol verás tres ríos. Báñate en el tercero de ellos, a ver qué puede suceden». Él lo hizo tal como el viejo le aconsejó; y nada más salir del baño vio -reflejado en el agua- al más hermoso joven que pueda imaginarse. Al darse la vuelta y no observar la presencia de ninguna otra persona, se dio cuenta de que él mismo se había transformado en aquel joven apuesto.
Entonces el guapo temió por su fortuna. Y como su amigo continuaba siendo tan bueno como siempre, no tuvo inconveniente en indicarle cómo había conseguido cambiar su aspecto. De manera que el guapo se dirigió al árbol rojo; pero, como era muy perezoso, no esperó a encontrar el tercer río y se metió en el primero. Al instante quedó transformado en una persona fea y repugnante.
Así pues, el feo se convirtió en guapo y el guapo en feo. A partir de entonces el aspecto físico de cada uno estuvo de acuerdo con su personalidad. Y la chica, lógicamente, escogió como marido al guapo que había sido feo; y fueron muy felices.

0.111.1 anonimo (guinea ecuatorial) - 050

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