Cuento tradicional
Una vez se juntaron los ratones para hablar
de cosas importantes.
-Nuestra suerte sería feliz si no fuera por
el gato -dijo uno.
-Sí, ¡maldito gato! -dijo otro.
-Vivimos asustados, temblando todo el tiempo.
-Ya no podemos más
-Nunca podemos comer a gusto.
-El gato llega tan callado...
-Y da unos saltos tan enormes y tan
rápidos...
Otros muchos ratones tomaron la palabra, y a
veces hablaban varios al mismo tiempo. Pero a nadie se le ocurría la manera de
evitar tamaños sustos.
De repente, por encima de todas las voces, se
oyeron los gritos de un ratón que tenía fama de inteligente:
-¡Yo sé lo que hay que hacer! Tengo en mi
agujero un cascabel que suena muy bien.
¡Ése es el remedio! Basta esperar que el gato
esté dormido y colgarle el cascabel al cuello.
Así, cada vez que el gato nos ande buscando,
él mismo nos avisará y podremos escapar a tiempo.
El discurso fue un gran éxito. Unos abrazaban
al orador, otros lo besaban, otros le daban palmaditas, otros le decían
palabras de felicitación, y todo los demás aplaudían.
Pero había un ratón viejito que no aplaudía
ni nada. Le preguntaron por qué, y él contestó:
-La idea no es mala, pero aplaudiré cuando
sepa una cosa: quién se animará a ponerle el cascabel al gato.
999. Anonimo
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