Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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lunes, 22 de octubre de 2012

La isla de la salud

En una remota isla, cerca de áfrica del sur, se desarrollaba una espesa vegetación, digna de ser admirada por los más grandes científicos del mundo.
Esta vegetación poseía una gran variedad de especies, todas con diferentes características medicinales aplicables a una gran variedad de enfermedades del ser humano.                                
La isla era de una gran belleza exótica,  tenía paisajes hermosos y una gran fuente de agua cristalina ubicada en el centro  de ella, a su alrededor se hacían pequeñas agrupaciones de plantas según su especie y según el beneficio que otorgaba a las diferentes partes del cuerpo  y sus enferme-dades. Para curar  enfermedades del corazón había un grupo de plantas medicinales solo para ello, en el caso de enfermedades de la piel, también existía una agrupación especifica para ello y así para todas las enfermedades.  
Era tanta su perfección que siempre se pensó que había un ser superior y creador de toda esta belleza, que se encargaba de cuidar, sembrar, clasificar y proteger toda la isla.
Cierto día en la ciudad de nueva york un famoso botánico llamado carlos strong, que practicaba la medicina homeopática, decidió partir sin rumbo fijo acompañado por su esposa, aun lugar que le ofreciera nuevos conoci-mientos.
El señor strong salió con su barco y después de viajar 3 meses llegó a la isla y maravillado la llamó  “ la isla de la salud”.
El y su esposa recorrieron todos los lugares quedando cada día mas fascinados por su belleza y utilidad, cada descubrimiento de nuevas especies y sus utilidades le daban a este botánico el deseo de enriquecerse con la venta de pócimas milagrosas y curativas, día  a día su mente divagaba en el gran negocio que iba a hacer, planificando como trasladar todo la vegetación a nueva york sin importarle la destrucción de aquélla hermosa isla, tampoco pensó en ayudar a aquellos enfermos que se quedaron esperando por el, para que les diese un remedio a sus enfermedades, solo pensaba en ¡dinero!, ¡dinero! Y ¡más dinero! Pensaba en riquezas, fortuna y deleites para el y su esposa.  
Una mañana cuando cargaba su barco de plantas, divisó a los lejos una cascada de agua, se  dirigió a ella , no caminaba si no que corría y de la mano llevaba a su esposa quien por poco casi se cae.  
El señor strong pensaba que era otro descubrimiento que le daría mas dinero.
Al  llegar se encontró con una cascada de agua que caía y formaba una hermosa laguna de agua cristalina, en el fondo se podía ver pequeñas piedrecillas blancas y alrededor de ella crecían unos hongos jamas vistos por el, se veían rojos y apetitosos, mientras tanto su esposa se encontraba ya dentro del agua disfrutando de un agradable baño, pero antes de salirse, acarició entre sus manos uno de estos hongos, llenándose de deseo se comió unos cuantos.  
Para sorpresa del esposo, vio como su esposa siendo una mujer de 60 años, rejuveneció  y rejuveneció hasta quedar convertida en una joven y hermosa mujer, el señor strong gritó de alegría porque creía haber encontrado el secreto de la eterna juventud, inmediatamente en su mente pasaban y pasaban números y muy alegremente decidió recoger todos los hongos que se encontrara.  
Mientras esto ocurría en la mente y en su corazón, el ser superior que cuidaba  la isla, leyó los pensamientos de este hombre viendo que en su interior no había amor por la humanidad. Así que decidió darle una lección inolvidable a todas las personas que se acercaran a esta isla.
Un día antes que el barco zarpara, con todo su botín, la señora strong decidió regresar a tan ricas aguas, y al ver uno de estos hongos no resistió la idea de rejuvenecer un poco más, y lo comió.  Sin darse cuenta, pasó  de joven a niña, de niña a bebé y de bebé a la semilla que le dio la vida, está semilla se introdujo en la tierra como si unas manos invisibles la estuvieran sembrando, y allí germinó y creció un hermoso árbol que por su forma y atractiva belleza  le llamaron  vanidad.
Mientras todo esto ocurría  el sr, strong ensimismado en su misión absurda, no percibió la falta de su esposa, siguiendo enceguecido con su plan.
Cuando estaba a punto de zarpar cansado recostó su pie a una roca, pero cuan grande fue su sorpresa cuando esta roca cobró vida  propia y atrayéndolo a ella lo convirtió  en una gran roca con forma de hombre, que era vista por todos los visitantes que aún a lo lejos divisaban la isla y decían “allí yace el hombre que por su avaricia quedó convertido en el monumento a la  avaricia.

999. Anonimo

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