La vida del nuevo matrimonio
transcurría felizmente. La bellísima Dama de la Lluvia, cada amanecer se
despedía de su esposo. Pero a éste se le hacía muy dura la separación y planeó
un ardid para evitarlo. Durante su ausencia, cubrió con cuidado las rendijas de
la cabaña por donde se filtraba la luz del sol.
Por ello, aquella mañana, su esposa
durmió más tiempo del acostumbrado. Y al despertar, viendo que era de día,
exclamó:
-¡Qué desgracia! He faltado a mi
deber y los reyes del espacio me castigarán.
Y se marchó, pero entonces se
produjo un hecho insólito bajo los ardientes rayos del sol: una pequeña nube
fue a envolver el cuerpo de la Dama de la Lluvia. Kalúa y todos los maoríes que
se le habían unido, pudieron ver cómo la Dama de la Lluvia se evaporaba
juntamente con la nube misteriosa.
El desgraciado Kalúa se encerró en
su cabaña y durante muchas noches tuvo la esperanza de ver aparecer a su
esposa, mas al fin comprendió que había sido víctima de su argucia y se murió
de melancolía.
Este amor tan intenso conmovió sin
duda a los reyes del espacio. Y así, transformaron el cuerpo de Kalúa en un
brillante y espectacular arco de colores, que en los días de lluvia, bajo la
luz del sol produce esa maravilla que se conoce como Arco Iris, y que envuelve
el bellísimo cuerpo de la Dama de la Lluvia.
999. Anonimo
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