Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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lunes, 2 de diciembre de 2013

El tigre y el zorro .211

Un tigre iba de viaje. Y él era el tío de los zorros. Entonces se encuentra con un zorro. Dice:
-¿Qué hacés sobrino?
Dice:
-Toy aquí, parado.
-Bueno -dice- vos vas a ir conmigo.
-Bueno -dice el zorro, yo voy a ir con usté.
Siguieron caminando. Y dice el zorro cuando iban ya allá lejos.
-Tío, yo tengo hambre.
-¿Tenés hambre?
-Sí.
-Bueno, mirá, ¿ves aquella punta de yeguas?
-Sí la veo, tío.
-Bueno -dice, traila derecho acá adonde yo 'stoy en estas matas, que yo voy aquí a matar una, de pasada.
Bueno, así fue. Se fue corriendo el zorro y se trajo la punta de yeguas. Y pasa y se salta una potranca. La carnea. Bueno, al zorro mientras carnea le dice:
-Haga juego.
El zorro hacía juego. Y pensaba:
-¿Qué me irá dar mi tío? ¿Qué me irá a dar de comer mi tío ahora, mientras carnia?
Bueno, hizo el juego. Puso un asado, el tigre. Come, come bien. Y el zorro miraba. El zorro miraba y decía:
-¿Y qué me irá dar mi tío?
No lo invitaba a comer. 'Taba con mucho hambre.
Cuando se llena, dice:
-Bueno, mirá -dice, yo voy a dormir la siesta. Y vos -dice- cuidá. Cuando sientas bulla de indio, me avisás. Porque vamos a disparar.
Era la época de los indios, tiempo del malón. Así eran los años del malón porque estos cuentos son de muy adelante, de muy lejos, ¿no? Bueno, el zorro, triste porque no le daba de comer, se agarra, busca una vejiga, la vejiga del animal, que es una cosa que se infla. La infló. Los chicos juegan con la vejiga inflada, la patean como una pelota.
Bueno... Entonces, junta mosca, porque cuando carnean animales se junta mucha mosca. Y juntaba mosca él y la ponía en la vejiga. Busca una cerda del animal, que lleva en la crin o en la cola, y se la ató en la cola del tigre. Y calienta el asador. Dice que el tigre llevaba un asador, lo calienta y se lo pone en la cola, donde tenía las moscas. Y las moscas al sentir eso, empezaron con la revolución que hacen las moscas, ¿vio?, y tantas. Se recuerda el tigre. Le dice el zorro:
-Tío, tío tigre, bulla de indio, tío, bulla de indio.
Y se levanta el tigre y siente ese ruido de las moscas, ¡bu!... ¡bu!... ¡bu!... las moscas, y dispara. Y entonces se queda con la carne, a comer. Come el zorro.
-¿Y qué hago ahora? -dice. Bueno, me voy.
Se va, y en lo que se iba, se encuentra con el tío otra vez. Y le dice el tío:
-¡Ajá!, y vos, ¿qué andas haciendo? Vení para acá.
Bueno. Agarra y se para. Se para y lo agarra y le pone una soga y se lo lleva de tiro.
Y mientras lo llevaba de tiro el tigre, que iba caminando, el zorro iba masticando la soga, porque el zorro es un animal muy vivo, es un animal muy astuto. Entre los animales silvestres es el más astuto el zorro. Y lo llevaba el tigre para darle una paliza. Dice que le iba a dar una paliza porque lo había asustado en esa forma y que no eran los indios sinó que le había llenado la vejiga de moscas. Y claro, el tío venía de vuelta. Claro, se rompió la vejiga y el tío pegó la vuelta, y volvió pa donde tenía el rial con la carne. Y el zorro le masticaba la soga. Y dele masticarle la soga. Bueno... Cuando quiere acordar el tigre le ha masticado la soga. Se le escapa. Dispara el zorro, halla una cueva y se mete a la cueva, y lu agarra, de la cola, el tigre. Lu agarra de la cola, y claro, si lo saca pa ajuera, el tigre tiene una fuerza bárbara. Entonces le dice el zorro:
-Tire, no más, mi tío, que es una ráiz di algarrobo.
Entonces el tigre lo larga. Lo larga y se mete a la cueva. En eso llega volando Pedro. Pedro es un chimango ¿no?
-¡Quío...! ¡Quío!... -decía Pedro.
Volaba y lo llama el tigre:
-Che, vení pa acá.
-Sí, ¿qué le pasa?
-Mirá -dice-, acá adentro hay un preso. Y vos lo tenés que cuidar.
-Sí, cómo no -dice, yo era -dice- guardia cárcel -dice, y cuidaba presos -dice- en la cárcel y nunca se me fue un preso.
¡Cómo no! -dice.
-Yo -dice- voy a buscar el pico pa cavalo y lo voy a sacar.
-Pero ¡cómo no! -le dice- lo voy a cuidar.
-Muy bien, agarreselá.
Y bueno, cuando el zorro venía a salir, el chimango le daba un picotón. Se mandaba pa adentro el zorro, a la cueva. Quería asomarse, lo volvía a picar.
-Vea, amigo -le dice el zorro, yo he estado preso muchas veces. He estau muchas veces preso -y dice, y los guardianes cuando yo 'taba preso -dice, cantaban -dice, y caminaban de un lado para otro -dice, y cantaban y miraban pa arriba, pa todos laus, pero usté -dice, no me deja mover di acá.
-Sí, yo también sé cantar -dice.
Y se pone a cantar ¡píu...! ¡píu...! Levanta la cabeza pa arriba y le ha encajau un puñau di arena en los ojos, el zorro, y se le dispara el preso.
Y cuando volvió el tigre resulta que se encuentra conque no 'taba ni el zorro ni el chimango. El chimango se escapó también.

Domingo Adelaido Tello, 68 años. Valcheta. Río Negro, 1971.

El narrador oyó estos cuentos de niño en Carmen de Patagones a su madre, Mercedes Acevedo, que era cordobesa. Es hombre de campo diestro en todas las tareas tradicionales del ganadero. Tiene escasa cultura pero es inteligente. Goza fama de buen narrador.

Cuento 211. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini

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