Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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martes, 29 de mayo de 2012

El don de la piedra

La gente de la tierra, ya en las épocas remotas de la raza, se dedicaba a cazar animales salvajes para alimentarse.
Esto sucedió en el principio mismo de la era mapuche. Un grupo de hombres andaba en busca de presas para llevar a su aldea, cuando uno de ellos señaló algo al pie de un barranco que le parecía notable, aunque no supo explicar por qué: un ciervo olfateaba insistentemente la base de una gran piedra.
Parecía algo común, sin nada que pudiese ser interesante. Pero el hombre insistió a sus compañeros para que bajaran al barranco e investigaran qué había debajo de aquella piedra.
A medida que descendían la ladera hasta el pie del barranco, el hombre se excitaba más y más, pero sus compañeros dudaban de que pudieran hallar algo raro o asombroso, más allá de alguna hierba que gustase especialmente a los ciervos.
Por fin llegaron junto a la piedra, y mientras dos de ellos se iban tras el ciervo que olfateaba para obtenerlo como presa y que así al menos el descenso sirviera de algo concreto, el hombre ayudado por los dos restantes levantó la piedra.
Debajo hallaron una metawe plena de muday[1]. El hombre inmediata-mente quiso beber de ella, pero sus compañeros le dijeron que estaba loco, porque no sabía quién había puesto eso allí ni cuándo. ¿Y si se trataba de un maleficio dejado por un kal­ku[2]?
El hombre, a pesar de las advertencias, no dudó: bebió del cuenco. Al instante entró en un trance, y sólo era capaz de repetir un ruego: que lo llevaran rápido con el machi de su aldea.
As¡ lo hicieron, y cuando el machi se encerró con el hombre en una cueva cercana, éste habló. Pero no era él, ese hombre, quien hablaba, sino las voces de los ancestros a través de él. Y las voces dijeron al machi que aquel hombre había encontrado una vlmen kura[3], y que eso había sucedido para que a través de este hombre pudieran transmitirle al machi una poderosa rogativa para que él pudiera pedir la ayuda divina en la solución de los problemas de su gente.
Esa oración era el Llellipun, que aún hoy es usado por las machi sabias que protegen a la gente de la tierra. Y dice así:

Wüm Fucha, wün kusé
Eymy müleymi wenu mapu chaw leli muyiñ
Eymy am ngen dungun fill müley ta wenu mapu

Ka feley ta nag mapu, eym¡ tamí elel
Mup¡n dungu ta eymi.
Feewwwww...
Elchen ka ñidol eymí am ülmen ka nüneym¡ tami elün
Wenu Mapu ka nag mapu fey mew manel wiñ chaw.

Chaw Ngünechen elu mutuyiñ küme mongen ka kne küme küdaw,

Akukilpe ta ngüman dungu kayfey may filla dungu inchiñ niyetudyin küme dungu ka kümeke ¡yael tayiñ ayüwal.

Felepe may Elchen.

 ("Dios que vives en la Tierra de Arriba,
Míranos porque tú eres dueño de todas las cosas creadas que allí hay
Y también aquí, en nuestra tierra en que vivimos porque tú nos la dejaste,
Y por eso tú sigues siendo el principal en esta tierra.
Dios, tú eres el dueño. Todo está bajo tu poder porque tú nos dejaste aquí.
Nosotros fuimos criados en esta tierra, por eso estamos seguros y confiados, Padre.
Padre Dios, danos una buena vida y trabajo para vivir,
Que no llegue la pobreza ya que es muy dolorosa y amarga, por eso te pedimos alimentos suficientes para que vivamos bien y con alegría aquí en esta tierra.
Hasta aquí llega mi ruego, Dios.")

Fuente: Néstor Barrón

066. anonimo (patagon)

[1] Metawe es una vasija de arcilla que suele tener uso ritual y religioso, y en la que también se guarda el muday, que es una bebida refrescante elaborada a base de trigo cocido y molido, el cual se mezcla con agua y se deja fermentar.
[2] Brujo", pero en un sentido maligno, sin relación con el concepto mágico de la machi.
[3] Literalmente, "piedra de poder”.

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