Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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lunes, 26 de enero de 2015

El almacen del rey maseni .081

Masenii era un rey muy rico, que tenía un almacén lleno de dine­ro.
Un cazador del poblado fue a vivir al bosque. Construyó una casa y preparó una gran trampa, muy profunda. Dentro de esa trampa fueron cayendo un hombre, una serpiente pitón y un ratón.
Cuando, al cabo de unos días, el cazador pasó a revisarla, el hom­bre le espetó: «Por favor, sácame de aquí y te ayudaré en todo lo que pueda». El cazador le tiró una cuerda y le subió. Al ver el éxito del hombre, la serpiente también intentó salvarse: «Sácame de aquí, por favor, y te ayudaré en todo lo que pueda». Y el ratón tampoco se quedó corto: «Sácame de aquí, por favor, y te ayudaré en todo lo que pueda». El cazador salvó a los dos animales, también, y los llevó a todos a su casa del bosque.
El hombre que había capturado limpiaba la casa y cocinaba para el cazador. El ratón, sin embargo, no se quedó en la casa para ayudar: se metió en el almacén del rey Maseni, cogió todo el dinero que pudo y lo llevó al cazador. Cada día repetía la misma operación, de manera que éste llegó a poseer bastante dinero.
Pero un día el rey Maseni visitó el almacén, y advirtió que le faltaba una buena parte del dinero que tenía guardado. Llamó a los hombres del poblado, y ordenó que hicieran saber que aquel que encontrara su dinero obtendría una buena recompensa.
La noticia llegó a oídos del hombre que el cazador había capturado. Harto de lavar y cocinar para el cazador, ese hombre acudió al poblado y lo denunció al rey Maseni. Efectivamente, cuando el rey y sus hom­bres llegaron a la casa del cazador, la encontraron llena de dinero. Apresaron al cazador y lo sometieron a juicio.
Durante el juicio, el cazador no pudo negar la procedencia del dinero. Así que le condenaron a muerte y le encerraron. La condena se ejecutaría al día siguiente, y el denunciante se casaría con la misma hija del rey.
Por la noche, el cazador se encontraba apesadumbrado. Apareció entonces la serpiente pitón que había salvado, y le dijo estas palabras: «Mañana, cuando te lleven delante de la gente para darte muerte, yo me deslizaré hasta la hija del rey y la morderé. Entonces tú debes ofrecerte para curarla: porque te doy estas hojas que son el antídoto más rápido contra mi veneno».
Por la mañanita, unos hombres acudieron al encierro del cazador, y lo llevaron frente a la multitud para matarle. Cuando el verdugo levan­tó su machete, la serpiente mordió a la hija del rey y desapareció velozmente entre las hierbas. Se armó un gran alboroto, y todos temían por la vida de la chica, Entonces el cazador levantó la voz: «Si me soltáis, seré capaz de curar a la hija del rey».
No tuvieron; más remedio que soltarle. El cazador se acercó a la chica, y con las hojas que tenía le frotó el cuerpo.. Ella se recobró inmediatamente, y se incorporó como si nada hubiera sucedido.
El rey Maseni, lleno de admiración por la sabiduría del cazador, le ofreció a la hija como esposa. E hizo matar al denunciante desleal, que así encontró su castigo.

Fuente: Jacint Creus/Mª Antonia Brunat

0.111.1 anonimo (guinea ecuatorial) - 055


i La adscripción obedece a una asimilación. El cuento no responde a la estructura habitual en los del rey Maseni.

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