Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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sábado, 17 de mayo de 2014

El zorro y el peludo .282

Había una vez un zorro y un peludo, los cuales se decían compadres. Eran unos años muy malos que casi no había comida. Llegó un momento de que el zorro, encontrandosé flaco y hambriento le propuso a su compadre el peludo, cazar un animal grande, porque ya no había animales chicos pa comer. Lo cual el peludo le contestó:
-Yo soy lerdo y no puedo alcanzar animales más ligeros que yo.
-Eso no es nada, compadre -le dice el zorro. Yo con mi habilidá y astucia puedo ayudarlo y la vamos a pasar bien. Habiendo potros podemos agarrar algunos.
-¿Cómo podemos hacer, compadre?
-Lo podemos enlazar, compadre. Podemos cavar cada uno una cueva y cuando lo enlacemos nos metemos y hacemos pie. Nos podemos atar el lazo en la cintura, así vamos a poder hacer más fuerza.
-Eso no me parece mala idea, compadre -dijo el peludo. Haremos la prueba.
Los dos hicieron sus cuevas. La cueva del peludo es con curvas. La cueva del zorro es derecha no más. Las cuevas 'taban cerca de una aguada.
El zorro, entonces, fue y buscó y trajo un lazo.
-Le toca a usté primero -le dijo al peludo.
El zorro fue y echó unos potros que llegaban al agua.
El quirquincho se ató el lazo a la cintura. Salió y enlazó un potro y se metió a la cueva. Como el potro venía a la carrera, cuando lo sujetó el peludo, pegó una rodada y se quebró el cogote. Lo carniaron y tuvieron muchos días de carne gorda. Cuando se acabó la carne, el zorro le volvió a decir al peludo que le proponía enlazar un potro.
-Bueno, compadre -le dice el peludo, pero esta vez le toca a usté.
Y el zorro dijo que sí, que esa güelta iba enlazar él. Que él era buen enlazador y que lo iba a sujetar de la cintura y se iba entrar a la cueva para hacer pie. El quirquincho puede hacer pie en su cueva porque tiene vueltas, pero el zorro no puede porque su cueva es derecha.
El zorro se preparó. Se ató el lazo a la cintura y armó el lazo. El peludo arrió los potros cerca de la cueva del zorro. Enlazó el zorro a un potro muy gordo y se metió a la cueva. Pero como la cueva del zorro es derecha, no tenía adonde hacer pie, y salió como bala, y el potro lo arrastró en lo que disparaba. Cuando vio esto el peludo le gritaba:
-¡No le afloje, compadre! ¡No le afloje, compadre!
Y el zorro compadrón decía:
-Le voy dando lazo, compadre...
Pero qué le iba a dar lazo si lo llevaba arrastrando el potro y lo arrastró hasta que lo mató.

José Luis Torino, 41 años. Santa Rosa. Capital. La Pampa, 1964.

Campesino. Ha cursado los grados de la escuela primaria. Es un buen narrador.

Cuento 282. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini

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