Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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lunes, 14 de mayo de 2012

El caballito de siete colores

Cuento popular

Este era un padre que tenía tres hijos. ia vida de ese padre estaba en una hierba, y todos los día venía el caballito de site colores y se comía la vida; y esto causaba una gravedad al padre.
El padre, dijo al hijo mayor que él tenía que coger el animal que se comía la hierba, que era la vida de su padre. El hijo compro una lira, una hamaca y un papel de alfileres. Se puso a cantar y le cogió el sueño y no pudo ver el animal que se comía la vida de su padre, que se estaba muriendo.
Dijo el segundo.
-Ya que mi hermano se durmió y no pudo coger el animal, yo lo cogeré.
Hizo lo mismo que el otro, pero también se durmió y no vio el animal que aniquilaba diariamente la vida del buen padre.
El hijo más pequeño hizo lo mismo, y tuvo la suerte de no dormirse y coger al caballito de siete colores. El caballito le suplicó que lo soltara, prometiéndole no volver a comerse la vida de su padre. Juanico le dijo que no, que lo llevaría donde su padre. El caballito le dijo que cuando llegara donde su padre lo dejara irse, que su papá lo mataba.
-Ya yo estaré listo con una silla y freno, y tú te vas conmigo a comer tierra.
Así lo hizo y se fueron. Cuando no corrían por tierra, iba volando; porque el caballito volaba. En una ocasión que iban volando, Juanico cogió una pluma en el aire y se la enseñó al caballito. El caballito le dijo que por esa pluma lloraría muchas lágrimas.
Llegaron a un pueblo y se hospedaron donde un rey. La reina se enamoró de Juanico y lo enamoraba constantemente, pero él se negaba y le dijo que no, porque el rey se ponía bravo; que él no le hacía eso al rey.
Ella, por vengarse del desprecio que le hacía, le dijo al rey que Juanico decía que él se atrevía a coger el pájaro de la pluma que tenía en el sombrero. Entonces el rey llamó a Juanico y le dijo:
-¿Es verdad que tú dices que te atreves a buscar el pájaro de esa pluma que llevas en el sombrero?
-Yo no lo he dicho -dijo él-, pero si usted quiere yo lo hago.
Se fue donde el caballito y se puso a llorar. El caballito le preguntó que tenía, y él le dijo que la reina le había dicho al rey que él iba a conseguir el pájaro de la pluma.
-¿Ya ves, Juanico -le dijo el caballito- que yo te dije que sufrirías por esa pluma? Móntate y vámonos.
Se fueron, y llegaron a una laguna donde había muchos pájaros ponzo­ñosos. El caballito le dijo a Juanico.
-No te metas que eres perdido -y se fueron a otra laguna, y le dijo el caballito:
-Coge el pájaro ahí, pero cuando te veas apurado llámame.
Juanico se metió en la laguna y le cayeron todos los pájaros.
Cuando ya estaba muy apurado dijo:
-Caballito de siete colores, ¿dónde estás? ¡Váleme!
Vino el caballito y le dijo:
-¿Por qué no me llamabas? Coge el pájaro y vámonos.
Se fueron y le llevó el pájaro al rey.
Entonces la reina, más enamorada que antes y más desdeñada que antes, le dijo al rey que Juanico decía que se atrevía a coger la hembra. Lo llamó el rey otra vez y le dijo:
  Ve y búscala.
Volvió de nuevo Juanico donde el caballito. Este le preguntó que tenía, y le dijo lo que le pasaba.
-¿Yo no te lo dije, Juanico, que ibas a llorar por esa pluma? Súbete y vámonos.
Se fueron y llegaron a otras lagunas. El caballito le dijo que si veía los animales con los ojos abiertos y que si se veía apurado que lo llamara.
Se metió y le cayeron todos los pájaros, y ya casi estaba muerto cuando se acordó del caballito y dijo:
  ¡Caballito de siete colores, váleme!
Enseguida se presentó el caballito y le dijo que por qué no lo llamaba.
-Era que no me acordaba, tan atormentado como estoy.
Por fin se fueron con la hembra del pájaro.
Y cuando la reina vio que la llevó se enamoró mucho más de él, y al verse desdeñada, le dijo al rey que Juanico decía que se atrevía a rescatarle una hija que le habían robado los moros en una ocasión. El rey, aunque lo dudó, mandó a buscar a Juanico y le dijo que si era verdad lo que decían de que él rescataría su hija.
-No lo he dicho -dijo Juanico-, pero si usted quiere, yo la rescato.
Se fue a llorar donde el caballito, y él le dijo:
-Vámonos, Juanico, yo te voy a llevar para que traigas esa muchacha.
Se fueron volando, volando, atravesaron el mar y llegaron. Cuando estaban volando en la ciudad, la muchacha lo vio y se enamoró del caballito.
  Mire, papa, qué bonito caballito, ¡cómpremelo!
El papá le dijo que si se lo vendían o se lo alquilaban para ella. Juanico dijo que ni lo alquilaba ni lo prestaba, que si él le tenía confianza, lo que podía hacer era montar con ella.
Tocaron un bando para reunir el pueblo para cuidarla. Se montaron, y el caballito levantó el vuelo y se llevó la muchacha. Le tiraron con cañones y carabinas y ninguna bala pudo alcanzarla.
Juanico se enamoró de la muchacha e iba todo el camino enamorándo­la, y al pasarle una sortija, se le cayó al mar en el momento en que iban pasando por él. Cuando llegaron, la reina estaba aún más enamorada de él. Entonces fue donde el rey y le dijo:
-Marido, dice Juanico, se atreve a traernos la sortija que se cayó en el mar.
Cuando el rey le dijo a Juanico de traerle la sortija, se fue otra vez a llorar donde el caballito. Este le preguntó qué tenía, y le dijo lo que le pasaba.
-Coge un cordel, un machete y una sábana v móntate y vámonos.
Cuando llegaron al mar, le dijo el caballito que lo matara. Juanico le decía:
  ¿Cómo te mato, caballito? ¿Cómo te mato?
  Mátame y amárrame bien en la sábana, que no se me salga ni un pedacito de mí, amárrame con el cordel y tírame al mar, diciendo: "Caballito de siete colores, váleme aquí. Caballito de siete colores: váleme aquí". Así hasta que salga.
Cuando él estaba muy afanado diciendo: "Caballito de siete colores, váleme aquí. Caballito de siete colores, váleme aquí", se le aparecío el caballito por detrás diciéndole:
-Mírame, Juanico, y mira el anillo.
Se fueron, y cuando llegaron donde el rey, lo casaron con la hija, y la reina se quedó sin él. El rey le cedió su corona y fue Juanico el rey de ese pueblo.

098. anonimo (santo domingo)

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