Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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lunes, 19 de enero de 2015

El zorro y el quirquincho .822

Los huevos de avestruz

El zorro y el quirquincho eran compadres. El zorro era muy flojo y el quirquincho muy guapo. El zorro se quería aprovechar siempre del trabajo del quirquincho, pero el quirquincho se había dado cuenta y lo embromaba al compadre que se pasaba de vivo.
Cierta vez el quirquincho lo invita al zorro a buscar chañar. Cuando llegaron adonde 'taban los chañares cargados de fruta, el zorro se quedó atrás. El quirquincho juntó mucha fruta y la trae. El zorro no había juntado nada y le pregunta al quirquincho cómo podía hacer para llevar algún poco de chañar a su casa. Entonces le dice:
-Vea, compadre, es muy fácil. Mire, vaya a aquel chañar, pongasé lejito, y venga con toda la furia y pegue con la cabeza en el tronco del árbol. Áhi van a caer los chañares a montones. Así hago yo.
Fue el zorro, y se vino corriendo de lejos y pegó un topetazo con la cabeza en el tronco del árbol de chañar. Casi se volcó los sesos. Cayó al suelo medio desmayado. Cuando se compuso, vio en el suelo una frutita, y la alzó diciendo:
-Basta para mis hijitos.
Se juntó con el quirquincho y se volvieron juntos, pero el quirquincho no le aflojó nada de su cosecha.
Otra vez se convidaron para salir a buscar huevos de avestruz. Llegaron a un lugar donde andaban muchos avestruces. El quirquincho empezó a buscar las nidadas y el zorro se quedó atrás, haciéndose el cansado. Al rato volvió el quirquincho con varios huevos de avestruz y el zorro le pregunta que cómo puede hacer para encontrar algunos huevos. Entonce le dice el quirquincho de pícaro:
-Vea compadre, es muy fácil. Vayasé y donde encuentre un avestruz sigaló hasta que empiece a perder los huevos y usté los va recogiendo. En cuanto vea una cosa algo redonda, parecida a esto, levantelá no más, porque esos son los huevos. El zorro fue y empezó a seguir al primer avestruz que encontró. Como era tan flojo, se empezó a cansar en seguida no más. En eso que iba, tropezó con una piedra blanca y redonda, y áhi la levantó pensando que era un huevo de avestruz. Al rato volvió a tropezar con otra y hizo lo mismo, la levantó. Entonces dijo:
-Basta para mis hijitos -y se volvió.
Se juntó con el quirquincho y se volvieron a las casas, cada uno con su cosecha de huevos. El quirquincho vio que lo que había recogido el zorro eran piedras, pero no le dijo nada.
Los hijitos del quirquincho se dieron un banquete con los huevos de avestruz.
El zorro le dio a la zorra los huevos que él había encontrado. La zorra los puso a hervir. Los cocinó un día entero, pero no se ablandaban. No sabían qué les pasaba a estos huevos que eran tan duros, hasta que al fin se dieron cuenta que eran piedras y que el quirquincho lo había embromado al compadre zorro tan flojo y que se cree tan vivo.

Juan Ferreira, 50 años.

Los Puestos. Chacabuco. San Luis, 1958.

Modesto ganadero. Buen narrador.

Variante. El relato amalgama los motivos de dos cuentos: La cosecha del chañar y Los huevos de piedra.

Cuento 822 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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