Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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sábado, 13 de septiembre de 2014

Los carneros y el zorro .416

Resulta que dos carneros pastaban en un mismo lugar del campo. Una mañana, uno de ellos, el que se creía más fuerte, le dijo al otro:
-De hoy en adelante le prohíbo, señor Carnero, que usted coma en este mallín, más acá de aquella barda que está allá. Al oír esto, el otro carnero le dijo:
-No le reconozco ningún derecho para que me prive comer un pasto bueno como el que come usted, y si quiere lo desafío a peliar. El que gane será el Rey, el que mande.
-Acepto -dijo el otro carnero que se creía superior al que lo desafiaba.
Dicho y hecho, se pusieron a peliar, topandosé furiosamente. Se oía de lejos el ruido de los cuernos lo que se daban topazos. Hacía ya dos horas que peliaban. Se habían lastimado y sangraban, pero no aflojaba ninguno de los dos.
Andaba por ahí un zorro hambriento y se puso a ver peliar los dos carneros. Tenía la esperanza de que alguno muriera para comerselá. No se animaba a intervenir. Los golpes furiosos que se daban lo atemorizaban. Al fin con miedo y todo se  arrimó a los carneros, y les dijo con voz muy fuerte y como de mando:
-¿Pueden decirme, señores Carneros, lo que a ustedes les sucede?
Al oír las palabras del zorro, que creían que era la autoridad, dejaron de peliar, y los dos a una voz contestaron:
-Vea, señor Zorro, nosotros peliamos para definir a quien le corresponde ser el Rey del mallín éste.
Entonce, el zorro, con más coraje, les dijo:
-Yo soy el Juez de Paz de este lugar, y por lo tanto soy el único que puede arreglar este asunto, pero desde ya vayan sabiendo que de acuerdo a lo que yo ordene, el que pierda, de ustedes, pierde la vida, y yo me lo comeré.
Se miraron los dos carneros con una mirada de entendimiento y contestaron aceptando.
-Bien -dijo el Juez de Paz Zorro- cada uno de ustedes se retira treinta metros de donde estoy yo. Golpearé tres veces las manos. Pongan atención. Cuando yo golpie tres veces las manos, ustedes corran hacia mí, y al que llegue primero lo nombro Rey del prado y al que pierda me lo como.
Convenido, los carneros se retiraron más o menos treinta metros de donde estaba el Juez Zorro, cada uno para el lado opuesto, quedando el juez en el centro. Volvieron a mirarse los carneros y se guiñaron el ojo.
El Juez Zorro les dijo:
-¡Atención! Uno, dos, tres. ¡Larguen!
Entonce los dos carneros emprendieron la carrera para donde 'taba el juez. El Zorro miraba al que venía de frente pero no miraba al que venía de atrás.
Los carneros, en vez de pararse al llegar donde se encontraba el Juez Zorro, hicieron lo contrario, se imbistieron con mayor ferocidad, apretandoló al zorro y aplastandoló. Quedó áhi muerto.
Éste fue el fin del Juez de Paz Zorro, que a pesar de su audacia, esta vez se le quemaron los papeles y los carneros juraron no separarse más y compartirse los buenos pastos del lugar.

Enrique Ignacio Nordenstrón, 67 años. Neuquén, 1959.

El narrador es un ganadero culto. Es un antiguo residente de Neuquén, procede de la provincia de Buenos Aires.

Cuento 416. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini

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