Cuando
el perrito Dax era muy pequeño, lo único que le molestaba era
pisarse continuamente las patas de delante con las de atrás.
-¿Por
qué tengo las patas delanteras tan cerca de las traseras? -gruñía,
y le preguntaba a su dueña qué podía hacer para ponerle remedio.
-Tienes
que hacer ejercicio, Dax -le repetía.
A
partir de aquel momento, Dax hacía ejercicio todos los días. ¡Ahora
no le reconoceríais! Su lomo se ha alargado, incluso demasiado,
pero así es feliz.
Algún
tiempo después, la dueña de Dax engordó bastante y entonces fue
ella quien le preguntó cómo remediarlo. El perro le aconsejó que
anduviera mucho y todos los días salía con ella a dar un largo
paseo.
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anonimo cuento - 064
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