El
viento empezaba a soplar y las ráfagas agitaban los rastrojos. Las
cometas aparecieron por doquier en el cielo: grandes, pequeñas, en
multitud de formas, tamaños y colores.
-Niños,
no olvidéis que la cola de la cometa es tan importante como el papel
y la madera -les dijo su madre, cuando hubo terminado de ayudar a sus
hijos a fabricarse su propia cometa. Deberíais esperar a que vuelva
papá y os ayude a ponerla.
Cuando
el padre volvió del trabajo, los niños se apiñaron a su alrededor
pidiéndole, todos a un tiempo, que les ayudara a poner la cola a su
cometa, pues era lo más importante.
-Claro,
os ayudaré -les dijo. Pero ¿sabéis qué es lo más impar-tante de
todo para volar bien una cometa?
-¡No!
-respondieron los niños a coro.
-¡Pues
es el viento, claro! -contestó.
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anonimo cuento - 064
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