El
payaso Coco estaba muy triste. Su amigo Pepo, el otro payaso, acababa
de marcharse y se había quedado sin compañero.
Se
sentía tan desamparado que se sentó y se puso a llorar. Al ver su
desconsuelo, se le acercó su gato Cristal y le puso una pata en la
rodilla en señal de afecto. «¿Puedo ayudarte?» -parecía decir.
Coco
miró al gato y pensó: «Si te disfrazara con un traje divertido y
te pusiera una careta, quizá podríamos montar un buen número los
dos solos.»
Dicho
y hecho. Ensayaron varias semanas y, por fin, el número quedó
listo. Coco y Cristal esperaban, nerviosos, que les llegara el turno
de salir a pista. Poco después, el presentador anunció el nuevo
número. No había razón para preocuparse. Lo habían ensayado tanto
y estaban tan graciosos que el suyo fue el número de mas éxito de
todo el espectáculo.
0.999.1
anonimo cuento - 064
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