La
princesa Iwanta no soportaba que le dijeran que no. Cada vez que
tenía un capricho, quería conseguirlo en el acto. Un día, le pidió
al rey Sol que le diera un paseo en su carro.
El
rey Sol, que conocía demasiado bien a Iwanta, se limitó a asentir
con la cabeza. La princesa subió al carro de un brinco y se pusieron
en camino. O, para ser más exactos, echaron a volar, porque el carro
del sol era un carro alado.
-Acabamos
de sobrevolar un hermoso valle -exclamó Iwanta. ¡Quiero verlo otra
vez!
-Lo
verás otra vez mañana -le contestó el rey Sol.
Iwanta
empezó a patalear, pero fue en vano. Siguieron volando días y días
sin parar, hasta que por fin la princesa prometió al rey Sol que
nunca más sería caprichosa.
0.999.1
anonimo cuento - 064
No hay comentarios:
Publicar un comentario