Waldo
era un malvado hechicero. Podía transformarse en pez y nadar en un
río. Podía transformarse en pájaro y volar por el aire. Tenía un
gato al que trataba muy mal. Nunca le daba de comer y a veces lo
dejaba en la calle varios días seguidos.
Un
día, el gato le dijo a su dueño:
-Te
he visto convertido en pájaro y en pez. Pero nunca te he visto
convertido en león. Apuesto a que no serías capaz.
El
hechicero pronunció unas palabras mágicas y, al momento, se
transformó en un feroz león. El gato, aterrorizado, se encaramó a
las cortinas del miedo que tenía.
-Muy
bien -dijo el gato, en lugar seguro.
Pero
esta vez estoy seguro de que no te atreverás a convertirte en ratón.
El
feroz león se transformó, visto y no visto, en un ratoncito que
empezó a corretear por toda la habitación.
Y,
en un abrir y cerrar de ojos, el gato se comió al malvado hechicero.
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anonimo cuento - 064
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