Paula
era una niña feliz, el sol parecía brillar siempre donde ella
estaba. Un día, su maestra decidió llevar a toda la clase de
excursión.
-¡Qué
suerte que Paula esté en nuestra clase! -dijo la maestra. Tiene que
hacer buen tiempo el día de la excursión, porque sobre Paula
siempre luce el sol.
Fijaron
una fecha y todos los niños esperaban, emocionados, el día
señalado. Paula le dijo al sol dos palabras para que brillara ese
día. Sin embargo, no quiso salir durante toda la semana anterior.
La
mañana del día señalado, la mamá de Paula le dijo:
-Será
mejor que les digas a tus amigos que cojan el impermeable.
Paula
estaba desconsolada. Conforme avanzaban por el campo, el cielo se iba
oscureciendo más y más. Pero, de repente, las nubes desaparecieron
y empezó a brillar el sol. Entretanto, habían llegado al lugar
escogido para comer. Ni una nube quedaba en el cielo.
A
la mañana siguiente, cuando Paula se despertó, el sol entraba por
su ventana.
-¡Menudo
susto me diste ayer! -le recriminó Paula.
Y
el sol pareció hacerle un guiño.
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anonimo cuento - 064
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