Una
tarde, unos niños jugaban cerca del zoo. Anochecía ya cuando uno de
ellos se separó del grupo. Estaba muy cansado cuando llegó a lo que
creyó era una colina. La escaló y encontró un rinconcito caliente
y cómodo para echarse un rato y descansar. Y se quedó dormido.
Cuando
despertó, notó que el montículo se movía. Al mirarlo más de
cerca, vio que se había recostado encima de un enorme pájaro.
-¡Quiero
volver a casa! -gritó.
-No
puedo ir tan lejos -replicó el pájaro. Pero agárrate muy fuerte a
mí.
¡Menudo
paseo! En unos minutos habían llegado a las puertas del zoo. La casa
del niño no estaba lejos y, una vez allí, se pasó la tarde
contando a todo el mundo que había cabalgado sobre un avestruz.
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anonimo cuento - 064
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