Aquella
noche, el murciélago tenía ganas de charlar con alguien.
Fue
a llamar a la puerta de la comadreja pero, al verlo, ésta gritó:
-¡Largo
de aquí, ratón!
-¿A
quién llamas ratón? -se indignó el murciélago. ¿No ves que soy
un pájaro?
Pero
la comadreja le cerró la puerta en las narices. Entonces, el
murciélago probó suerte en casa del erizo, que vivía al lado.
Apenas abrió la puerta, este último exclamó:
-¡Vete,
no quiero tener nada que ver contigo, pájaro extraño!
-No
soy un pájaro, erizo. ¿No ves que soy un ratón?
Pero
el erizo ya había cerrado y el pobre murciélago solitario se fue a
sobrevolar el lago, soñando con ser pájaro o ratón pero no las dos
cosas al tiempo.
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anonimo cuento - 064
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