Mario
sólo quería un regalo de Navidad. Era un mono de peluche que había
visto en el escaparate de una tienda de juguetes. Por más que se lo
advirtió a todo el mundo, supo enseguida que el regalo no se
encontraba en ninguno de aquellos enormes paquetes, por la sencilla
razón de que todavía estaba en el escaparate. La víspera de
Navidad, su abuela le dio un billete para que se comprara lo que
quisiera.
Mario
corrió a la tienda de juguetes tan deprisa como pudo pero, cuando
llegó, el mono ya no estaba.
-Lo
siento, Mario -le dijo doña Julia, la dueña de la tienda. Se lo he
vendido hace un momento a un señor americano.
Mario
volvió a casa muy triste. Al llegar, encontró a su madre muy
excitada.
-¡Mario!
-exclamó. Adivina quién acaba de llegar a pasar con nosotros la
Navidad. ¡Tu tío John de América!
Mario
vio entonces, detrás de su madre, a un hombre muy alto. Llevaba un
gran sombrero y una corbata amarilla. Mario sonrió y le dijo «hola»,
antes de pasar al salón donde habían instalado el árbol de
Navidad.
Pasó
revista a los regalos y se dio cuenta de que había uno nuevo.
Llevaba pegada una tarjeta sobre la que se leía: «Para Mario. Feliz
Navidad, de parte del tío John.» ¿Sabéis lo que contenía el
paquete?
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anonimo cuento - 064
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