Había
una vez una jovencita que, con las prisas, salió de casa dejando
olvidado sobre la mesa uno de sus guantes. Estaba ya subida en su
carroza cuando descubrió su olvido, pero era demasiado tarde para
volver atrás.
Sólo
podía hacer una cosa: ponerse el otro guante e ir a la fiesta como
si nada ocurriera.
Todo
el mundo observaba con asombro el único guante. Por eso, se sintió
muy aliviada cuando llegó la hora de volver a casa.
Al
día siguiente, fue a otra fiesta y comprobó, estupefacta, que las
demás chicas sólo llevaban un guante. ¿Por qué? Muy sencillo: la
noche anterior, en la fiesta, todos pensaron que la joven había
olvidado su guante consciente-mente, siguiendo una nueva moda. Y esto
fue lo que sucedió. Durante todo aquel año, en todas las fiestas
elegantes, nadie volvió a llevar los dos guantes a la vez. Y todo
porque una jovencita olvidó un día el suyo.
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anonimo cuento - 064
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