La
señora Oso estaba preparando un pan especial. Solía preparar a
diario un pan normal, que a sus hijos les gustaba comer aún
caliente, recién sacado del horno, y untado con mantequilla, que se
derretía rápidamente. Hoy, sin embargo, estaba muy misteriosa.
Incluso les pidió a sus hijos que salieran de la cocina mientras
preparaba la masa.
Los
niños estaban desilusionados, pues disfrutaban ayudando a su madre.
Salieron y permanecieron un rato de pie, sin saber qué pensar. De
repente, el pequeño Martín dijo:
-Si
nos subimos en el cubo de la basura, podremos ver lo que hace mamá.
Y
así lo hicieron.
Vieron
cómo su madre preparaba la masa. No se parecía nada a la que solía
hacer. Le añadía mantequilla, azúcar y melaza. Después le ponía
también nueces, frutas troceadas y especias. Cuando estuvo listo, lo
metió en el horno y los niños se fueron a jugar.
-Me
pregunto qué era -declaró Martín.
-No
era un pan como el de siempre -apuntó su hermano Andrés.
Cuando
regresaron a la cocina, mamá estaba guardando el misterioso pan en
un bote de metal. Olía de maravilla. En el bote había escrito las
siguientes palabras: no abrir hasta el 25 de diciembre.
¿Qué
podía haber en el bote?
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anonimo cuento - 064
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