¡Vaya
día! Doña Celia estaba preparando la comida para su marido cuando,
de repente, se prendió la sartén. Inmediatamente echó agua encima.
Esto era lo peor que podía haber hecho porque el agua hizo saltar el
aceite hirviendo. Las llamas se propagaron y, pronto, el fuego se
adueñó de toda la casa. Doña Celia tuvo el tiempo justo de llamar
a los bomberos antes de salir huyendo.
Se
oyó un concierto de sirenas. Los bomberos no tardaron en llegar y en
un momento dominaron el fuego.
Si
alguna vez veis que se incendia una sartén, no echéis agua para
apagarla. Sacadla fuera, con muchísimo cuidado de no quemaros, o
sofocad las llamas con un paño.
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anonimo cuento - 064
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