Un
zorro y una cabra coincidieron un día de verano. Los dos tenían
calor y estaban sedientos.
-No
podemos seguir así -dijo el zorro. ¿Por qué no saltamos al pozo?
A
la cabra le pareció una buena idea y saltaron. Tras haber bebido
toda el agua de que fueron capaces, la cabra, inquieta, preguntó:
-Y
ahora, ¿cómo vamos a salir?
-Tengo
una idea -dijo el zorro. Ponte derecha sobre tus patas traseras,
apoya tus cuernos en el borde del pozo y treparé por tu lomo para
salir. Una vez fuera, yo te subiré.
-Buena
idea -asintió la cabra. E hizo todo lo que el zorro había sugerido.
El zorro subió a toda prisa y desapareció, sin que la cabra
volviera a verlo nunca más. Por suerte, pasaba por allí un
granjero. Sacó del pozo a la cabra, que había estado a punto de
quedarse allí para siempre.
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anonimo cuento - 064
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