La
mamá de Andrés tenía un nuevo trabajo y le había pedido a su hijo
que fuera a verla al salir del colegio.
-No
quiero pasar la tarde en una oficina -se quejó Andrés.
Pero
su madre insistió tanto que, después del colegio, Andrés se
dirigió a la oficina con sus tres amigos.
No
os podéis imaginar lo contentos que se pusieron al descubrir que la
madre de Andrés no trabajaba en una oficina sino en una tienda de
juguetes.
El
dueño de la tienda se alegró al ver llegar a los tres niños, pues
acababa de recibir unos nuevos rifles de juguete y se los dio para
que los probaran. Se divirtieron de lo lindo.
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anonimo cuento - 064
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