Un día que estaba a la puerta de su cabaña pensando
tristemente en sus perdidos amigos y en su padre, vió ante ella una enorme
tortuga.
-¡Blondina -le dijo la tortuga con su voz cascada, si
haces lo que te digo, saldrás de este bosque!
-¿Y para qué -dijo la joven -quiero salir del
bosque? Aquí he causado la muerte de mis amigos y aquí moriré.
-¿Estás segura de que tus amigos han muerto?
-¿Sería posible...? Pero, no... Yo he visto su
palacio en ruinas y el Papagayo y el Sapo me han dicho que ya no existían.
-Blondina, no me es permitido decirte el estado de
tus amigos, pero si tienes el valor de subirte a mi espalda y no bajas durante
seis meses y además prometes no dirigirme ni una sola pregunta hasta el fin del
viaje, te llevaré a un sitio en que lo sabrás todo.
-¡Acepto, haré lo que sea necesario!
-Mira, Blondina, que son seis meses sin bajar de mi
espalda y sin dirigirme la
palabra. Una vez nos hayamos puesto en marcha, si no te
atreves a llegar hasta el fin, estarás ya para siempre en poder del encantador
Papagayo y de su hermana la Rosa ,
y ya no tendrás el socorro de Blanquita, la vaca.
-¡Marchemos! Prefiero morir de cansancio y de
fatiga a morir de pena y de inquietud.
-Sea hecho según tus deseos, Blondina. Súbete a mi
espalda y no temas ni el hambre, ni la sed, ni el sueño durante nuestro viaje.
Blondina subió a la espalda de la Tortuga.
-¡Y ahora -dijo ésta, silencio! Ni una palabra
hasta que hayamos llegado.
0.012.1 anonimo (alemania) - 066
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