Tres jóvenes amigos discutían tratando de
demostrar cuál de los tres era el más veloz. Y empezaron a relatar sus hazañas.
El primero contó que un día estaba cosechando
mijo cuando empezó a llover. Llevaba una cesta llena de grano en la cabeza y de
pronto resbaló en el barro. De un solo resbalón llegó desde la ciudad de Bamako
hasta la aldea de Kati. Mientras se deslizaba, metió la mano por la ventana de
una casa, sacó un cuchillo, fue cortando los juncos que crecían a los costados
del camino, tejió una esterilla, la puso en el suelo y se la ató por detrás.
Así, el mijo que se salía del cesto caía sobre la esterilla. Cuando terminó la
resbalada, el hombre levantó la alfombrita y la vació otra vez en el cesto.
-Si no fuera tan veloz -comentó, podría haber
perdido todo mi grano.
El segundo muchacho contó que un día llevaba
al mercado cuarenta pollos en quince cestos. En el camino, sacó a las aves para
que se alimentaran. De pronto, un halcón se lanzó desde el cielo, con las
garras abiertas, listo para llevarse uno de los pollos. En el tiempo que tardó
el halcón hasta llegar a ras de tierra, el hombre levantó los cuarenta pollos,
puso a cada uno en su cesto, los tapó y llegó a tiempo para atrapar al halcón
por sus garras.
-Si no fuera tan veloz -dijo, ese halcón me
podría haber robado un pollo.
El tercero no dijo nada. Al día siguiente
fueron los tres a cazar. Los dos primeros dispararon sus flechas contra un
antílope. Antes de que las flechas dieran en el blanco, el tercer muchacho, el
más callado, saltó hacia el antílope, lo atrapó, lo mató, lo desolló, puso a
secar el cuero bien estirado y metió la carne en su morral. Después estiró las
manos y atrapó las flechas que sus amigos habían dispa-rado medio segundo
antes.
-¿Qué hacéis, brutos? -dijo. ¿Estáis tratando
de agujerearme el morral a flechazos?
0.009.1 anonimo (africa-nupe) - 059
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