Dice
que había un zorro que no creía en Dios. Todo el mundo le decía
Dios y él le decía Bendivillo.
Y
un día se junta con Bendivillo.
-¿Y
qué tal malo sos, Juancito? -dice que le dice.
-¡Oh!,
yo soy muy malo cuando me enojo, yo soy muy malo.
-A
ver, enojate -dice.
Y
se muerde la cola y grita ¡Ajajá ja! y da vueltas, enroscau.
-A
la pucha que habías sido malo, Juancito -le dice Dios.
-A
ver usté, a ver, si se enoja usté -le dice a Dios.
-Bueno
-le dice. Allá hay una pampa grande. Vayan
a juntarse todos para que vean cuando yo me enoje.
Bué...
Después les avisa a todos los zorros, zorritos... Se llena la pampa.
Y les dice:
-Bendiville
se va enojar.
Y
de repente se levanta una nube, una tormenta. Empezó a llover rayos
y piedras. Había hecho una mortandá de todos los zorros y al
Juancito lu había dejau medio quebrajiau no más. Y viene Dios y le
pregunta:
-Y...
¿qué tal malo había sido yo?
-Muy
malo había sido mi Diocito.
Recién
le había dicho Dios.
Zenón
Revainera, 73 años.
Atamisqui.
Santiago del Estero, 1970.
Lugareño
nacido y criado en Atamisqui.
Cuento
809 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 048
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