Había
un hombre que le robaban muchas cosas de la despensa que tenía. No
podía saber quién era el ladrón. Entonces hizo un estudio de hacer
un muñeco de pega, como un hombrecito. Lo puso en una pieza con tres
divisiones, en la puerta del medio, porque por áhi tenía que pasar
el ladrón. Resulta que al siguiente día no vino el ladrón. Al
siguiente tampoco. Que al tercer día vino. El que robaba era un
mono.
El
mono, cuando entró vio el muñeco y le pegó con una mano, y se
pegó. Le pegó con la otra, y se quedó pegau también. Le pegó con
los pies, y se quedó del todo pegau. Y áhi vino el dueño y lo
encontró. Lo llevó y lo metió en una jaula. Después lo sacó y lu
ató para marcarlo. Y se puso a calentar la marca.
Cuando
'staba el mono atado vino un lión y le pregunta porqué lo tienen
atau.
-Porque
no me quiero casar con l'hija 'el Rey -le dice.
-Atame
a mí, yo me voy a casar.
-Bueno,
chey, ti ataré y yo m'irí.
Viene
el hombre con la marca caliente y el lión grita:
-Yo
me quiero casar con l'hija 'el Rey.
-Con
ésta es l'hija 'el Rey que te vas a casar -le dice, y le asienta la
marca caliente. ¡Que te vaya bien! -le dice, y lo larga.
Y
el lión se fue bramando de dolor a buscar el mono para hacerle pagar
la que le había hecho.
Martín
González, 42 años. Desamparados. Rivadavia. San Juan, 1951.
Criollo
originario del lugar. Trabaja en los viñedos y en las bodegas de la
comarca.
Cuento
671. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 048
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