Eran
compadres el quirquincho y el zorro. Y salieron a buscar comida.
El
quirquincho tenía un poncho bien colorado. Se lo pone y que dice:
Y
va y llega ande había un árbol alto. Y barre primero con pichanas
bien, a la vuelta del árbol, y se sube al árbol recién. Y se pone
a gritar:
-¡Casquinchaqui!,
¡Casquinchaqui!
Dio
unos cuantos gritos y en seguida se llenó de suris. Y áhi se
pusieron a güeviar. Y en eso ya terminan de güeviar y se bajó el
quirquincho. Y dice:
-¡Qué
lindo! ¡Tengo para empacharme!
Y
áhi junta los güevos en el poncho. Levanta el poncho lleno de
güevos y se va. Y en el camino lo encuentra al compadre y le regala
un güevo para que pruebe.
Y
le pregunta el zorro cómo ha hecho para conseguir los güevos. Y el
quirquincho le explica cómo ha hecho. Y va el zorro y hace al revés.
Barre,
como le dijo el quirquincho, y se sube al árbol. Y se puso a gritar:
-¡Casquinchaqui!,
¡Casquinchaqui!
Llegan
los suris, y antes de que ellos puedan güeviar se bajó del árbol
de un salto y los corrió.
Ya
iba tan agotado de cansancio, y creyendo que había encontrado un
huevo que había largado un suri, levantó una piedra muy parecida al
huevo de suri, y se viene a la casa muy contento.
Cuando
llegó a la casa le da a la señora la piedra, que la haga hervir. La
señora la hacía hervir y no se ablandaba. La hizo hervir tres días
y el huevo seguía muy duro. Y el zorro le dice:
-Rompelo
con el ojo del hacha.
Le
pegaba con el ojo del hacha y no se rompía.
-Y
bueno -le dice el zorro, rompelo en mi cabeza.
La
señora le tiró el güevo con todas sus juerzas a la cabeza del
zorro, y lo mató al zorro.
Silvia
Marina Tarifa, 19 años.
Amaicha
del Valle. Tafí. Tucumán, 1951.
Campesina.
Buena narradora.
Cuento
821 Fuente:
Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 048
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