Diz
que el zorro quería tener hijos overos como los pichones de la
perdiz. Diz que le dijo a la perdiz cómo sus pichoncitos eran
overos. Y la perdiz le explicó:
-Yo
meto mis hijos en el horno caliente y doy veinticinco vueltas al
horno diciendo: ¡Pinta guagüita! ¡Pinta guagüita! ¡Pinta
guagüita!
Y
el zorro ha puesto sus hijos en el horno caliente y ha dado vueltas
diciendo: ¡Pinta guagüita! ¡Pinta guagüita! Y se le han quemado.
Y entonce el zorro ha querido comer a la perdiz. Y la perdiz le ha
dicho que la coma, pero que le ponga mucha sal, ají y pimienta, y
cuando se la ha estado por comer, la perdiz ha aleteado y lo ha
dejado ciego al zorro con el ají y la sal y la pimienta, y ella se
fue volando.
Óscar
Alvarado, 12 años. La Almona. La Capital. Jujuy, 1951.
Alumno
de la escuela local.
Cuento
714 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 048
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