El
tigre se 'bía puesto a desmontar un campo para sembrar, y el chivo
vino y quebró montes con los cuernos y hizo el cerco. ¡Comedido el
hombre! Y viene el tigre y lu encuentra que había hecho el cerco y
dispusieron de sembrar en sociedá los dos.
Resulta
que los dos se tenían miedo. Claro, el chivo decía que en cuantito
se descuidara lu iba a comer el tigre. Y el tigre decía que cómo
tendría de juerza el chivo que había arrancau los montes y había
hecho el cerco.
Y
resulta que cuando ya 'staba la cosecha se pusieron una noche a
cuidar. Y el chivo va y junta leña y traiba los cuernos, las aspas
llenas de leña. Y hicieron un juego grande. Y más miedo le tenía
el tigre lo que veía que traiba el chivo estas cargas tan grande de
leña. Y se 'bían puesto junto al juego, frente a frente. Y en eso
se 'bían quedau dormidos. El tigre 'taba sentau. El chivo parau no
más. El chivo parau como 'taba lo venció el sueño.
Y
en lo que 'taba dormido, se cayó al juego, enterró los cuernos en
el medio 'el juego, y saltó el juego y lo quemó al tigre. Y el
tigre dormido sintió la quemadura y creyó qu'era el chivo que lo
corniaba y entonce se disparó. Lo dejó dueño de la cosecha y no
volvió más.
Ovidio
Galván, 72 años. Las Cardas. Río Seco. Córdoba, 1952.
Campesino.
Buen narrador.
Cuento
637. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 048
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