Los lamas proporcionan la
iniciación de poder. Es como dar un toque de energía al discípulo para que su
simiente de iluminación prospere. Pero de nada sirve si el discípulo no trabaja
sobre sí mismo. Un grupo de novicios debatieron esta cuestión con el lama.
Dijeron:
-Pero si tú nos das la
iniciación, venerable lama, ¿no basta con ello para que recorramos seguros el
camino hacia nirvana?
El lama no repuso. Guardó
silencio en esa ocasión, pero dos días después entregó a cada uno de los
discípulos un frasquito, herméticamente cerrado, de perfume de sándalo. Les
dijo:
-Dejad este frasquito,
sin tocarlo, en vuestra celda.
Así lo hicieron los
novicios. Pasaron unos días. De repente, el lama reprendió severamente a los
novicios.
-¡Insensatos! Ninguno
oléis a sándalo. ¿De qué sirve que os haya entregado el más puro y aromático de
los perfumes de sándalo si no lo habéis usado? Del mismo modo, por mucha
iniciación que el lama ofrezca al aspirante, si éste no trabaja asiduamente por
su evolución interior, nunca recogerá su aroma.
El Maestro dice: Nadie puede liberarse por ti.
Fuente: Ramiro Calle
004. Anonimo (india),
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