A una y otra orilla de un
caudaloso río había dos monasterios. Un perro dócil y entrañable para los
monjes comía en uno y otro monasterio. Cuando sonaba la campana avisando para
la comida de los monjes, el perro, según estuviera en una u otra orilla del
río, iba a uno u otro monasterio, donde le daban las sobras. Pero en una
ocasión estaba bañándose en el río cuando oyó la campana del monasterio de la
orilla derecha. Empezó a nadar hacia dicha orilla para ir a comer y entonces
empezó a tañer la campana del monas-terio de la orilla izquierda, lo que le
hizo cambiar de rumbo e ir hacia el otro lado del río; pero ambas campanas
seguían sonando. El perro empezó a reflexionar sobre qué clase de comida le
apetecía más y no se decidía por una u otra. Iba hacia un lado del río y luego
hacia el otro, hasta que finalmente le faltaron las fuerzas, se hundió en las
aguas y pereció.
El Maestro dice: No dejes que la indecisión confunda tu
mente, la ofusque y te termine por ahogar.
Fuente: Ramiro Calle
004. Anonimo (india),
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