Rabito
era un conejo muy revoltoso que hacía trastadas a todos sus amigos,
como esconderle las nueces a Ardilla, untar de miel el bastón de
Tejón para que lo persiguieran las abejas, o pintarle de negro los
cristales de las gafas a Topo.
-Tenemos
que darle una lección -dijo Tejón, muy enfadado.
Esa
noche, mientras Rabito dormía, Topo y Tejón cavaron un gran
agujero. Ardilla arrancó algunas ramas para taparlo y luego lo
cubrieron con hierba. Finalmente, pusieron una zanahoria encima y se
escondieron a esperar. Cuando Rabito salió de su madriguera y vio la
zanahoria, saltó directamente en la trampa.
-¡Socorro!
-gritó desde el fondo del agujero.
Los
otros acudieron enseguida.
-¡Esta
vez la broma te la hemos gastado nosotros a ti! -dijeron, entre
risas, Ardilla, Tejón y Topo.
Y
no le permitieron salir hasta que prometió que dejaría de hacerles
trastadas. A partir de entonces, Rabito fue un conejo muy formal.
0.999.1
anonimo cuento - 061
Pongan autor plis
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