La
bruja Maruja se lo estaba pasando estupendamente. Algo borboteaba en
su cocina, al fondo de la cueva, y ella cantaba de pie ante su enorme
caldero. Su canción era un conjuro para hacer un monstruo mágico, y
la iba entonando mientras echaba los ingredientes en la olla.
Le
había llevado varios días reunir todo lo necesario. Había
conseguido fácilmente el ojo de lagarto, la lengua de rana, la cola
de rata, el ladrido de perro, el estornudo de pollo, la lengüetada
de comadreja y el olor a gato. Lo realmente difícil había sido el
escupitajo de murciélago. ¡Había tenido que perseguir al bicho
montada en la escoba! El murciélago volaba a todo gas por el cielo
nocturno y Maruja pensó que se acabaría cayendo de la escoba. Pero
finalmente el murciélago se había atragantado con una mosca y había
tenido que aterrizar tosiendo y escupiendo. Maruja recogió un
escupitajo y se lo guardó en el bolsillo.
El
caldero empezó a borbotear violentamente y Maruja removió más
deprisa. La cabeza de un monstruo empezó a salir de la olla.
-¡Encantada
de conocerte! -exclamó Maruja.
-¡Encantado
de comerte! -contestó el monstruo.
¡Algo
había fallado! Maruja, frenética, agitó su varita hasta que el
monstruo desapareció con una explosión. ¡Jamás repetirá este
conjuro!
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anonimo cuento - 061
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