En
la granja Tontilandia andaban todos muy revolucionados, ya que se
celebraba la olimpiada de los conejos. Saltando y brincando, habían
llegado conejos de todas partes para ver quién corría más rápido,
saltaba más alto y comía más hortalizas.
Todos
los animales ayudaban con los preparativos. Cabra y Cerdo organizaron
la carrera de tiestos y... reparados, listos, YA!
¡BOING,
BOING, BOING!
Los
conejos saltaban arriba y abajo, dentro y fuera de los tiestos todo
lo rápido que podían. Cortitos ganó con ventaja, pero después no
le quedó más remedio que volver atrás y rescatar a su hermana
pequeña,
Blanca,
que se había quedado atascada en el primer tiesto.
A
continuación se celebró el salto de altura. Vaca y Caballo
sujetaban la cuerda mientras los conejos saltaban cada vez más
alto, hasta que... ¡El¡ saltó por encima de la grupa de Caballo!
-Nadie
puede superar ese salto -mugió Vaca. ¡Eli es la campeona!
En
el prado, junto al arroyo, los conejos competían en salto de
longitud.
De
repente... ¡PLAF! ¡Fede saltó tan lejos que aterrizó
directamente en el agua!
Después
tuvo lugar el campeonato de glotonería. Oveja fue la encargada de
contar las zanahorias y lechugas que se comieron.
Patri
se zampó ocho zanahorias, Pepe se comió tres lechugas y Nico
engulló diez zanahorias y cinco lechugas. Y de pronto:
-iBURP!
-Quique, el conejo más grande, eructó sonoramente. Perdón -se
excusó.
-¡Dios
mío, Quique! -exclamó Oveja. ¡Pero si te has tragado veinte
zanahorias y diez lechugas enteras! No hay duda: ¡tú eres ( el
número uno de los glotones!
Finalmente,
llegó la carrera de obstáculos.
Los
conejos se alinearon en la salida y los demás animales se pusieron a
animarles. Los participantes saltaban, brincaban y rebotaban sobre
el arroyo.
Excepto
la pequeña Blanca, que se paró en medio y se puso a chapotear!
Después, Quique se atascó al intentar saltar a través del tronco
hueco y todos empujaron para liberarlo. Se estrujaron bajo las redes
que protegen las fresas, saltaron sobre las balas de heno y, soplando
y resollando, dejaron atrás el tractor viejo y cruzaron la línea de
meta. Pero... ¿quién ganó?
¡Todos!
Cruzaron la meta todos a la vez y compartieron el primer premio: ¡una
zanahoria grande y jugosa! Cuando el sol empezó a ponerse, todo el
mundo coincidió en que la olimpiada de los conejos había sido
estupenda.
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anonimo cuento - 061
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