Nuestro amigo Bill Cody, o Búffalo
Bill, experimentó durante toda su vida la irresistible atracción de los
espacios abiertos. Por eso, al terminar la guerra, se hizo conductor de
diligencias, peligroso oficio en unos tiempos en que en los desfiladeros y los
bosques se escondían y hacían de las suyas toda clase de bandidos, conocidos
como los "fuera de la ley".
Bill, que había ganado en un
concurso de tiro una carabina último modelo llamada Lucrecia, empezó a ser temido.
-¡Cuidado con ese conductor! -se
alertaban unos a otros los forajidos-. Su puntería es prodigiosa.
Una tarde, cuando empezaban a caer
las sombras, el famoso bandido John "el Tuerto", seguido de seis de
sus secuaces; acechaba en un recodo el paso de la diligencia. Quiso su mala
suerte que fuera Bill el conductor. Sin dejar de arrear los caballos, en un
instante, con sus certeros disparos, arrancó los rifles de las manos de John y
de sus amigos, puso en fuga a todos y siguió la endiablada marcha como si nada
hubiera ocurrido.
Su fama crecía día a día en el
lejano y salvaje Oeste.
999. Anonimo,
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