Volvía un campesino de trabajar sus campos, cuando vio que un águila había
caído en una trampa para zorros. Sintió lástima de tan bonito animal, y la
liberó de la trampa.
Y como estaba cansado, decidió sentarse junto a un muro que allí había,
para reposar un ratito. Entonces bajó el águila del cielo y le robó el
sombrero.
‑¡Pues sí que hice buena cosa ayudándote! ‑exclamó él, corriendo tras el
pájaro para recuperar el sombrero.
Entonces oyó un estruendo y se volvió para ver cómo se derrumbaba el muro
sobre el que había estado apoyado.
El águila dejó el sombrero a sus pies, y el hombre comprendió que le había
salvado con aquella estratagema.
999. Anonimo,
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